Cerosetenta: innovación más allá de los drones
Cerosetenta le apostó a nuevas maneras de narrar las realidades colombianas. Años después, este proyecto periodístico es un referente en términos de innovación, construcción de narrativas e independencia.
ara definir a Cerosetenta hay que mencionar dos cosas. Primero, que es un medio digital e independiente, y segundo, que es auspiciado por el Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de Los Andes. Y hay que decir también que una cosa no ocurre a pesar de la otra.
Cerosetenta tiene un énfasis particular en “agendas contemporáneas”, que es como Alejandro Gómez Dugand, su director, se refiere a temas que para la revista son relevantes aquí y ahora: los derechos humanos, el género, la movilización social, las comunidades negras, indígenas y LGBTI, el conflicto colombiano y debates de carácter político y cultural. En la pantalla, esa cobertura se traduce en contenidos sobre la crisis del sector cultural, las secuelas emocionales de los niños que se quedaron sin colegio, el homenaje que Radio Gladys Palmera le rindió al chachachá, conteos mensuales de los feminicidios en Colombia, memes sobre Maradona.
Este medio nació en 2011 con el propósito de convertirse en un espacio para publicar lo que escribían los estudiantes de la Maestría en Periodismo de la Universidad de los Andes. Al momento de su creación, la relación del proyecto con la academia era tan íntima que este tomó su nombre de los primeros tres números del código que distingue a los libros de periodismo en una biblioteca.
Desde entonces sus horizontes se han ampliado: la revista sigue trabajando con estudiantes y profesores, pero también tiene un equipo de reporteras, colaboradores externos y medios aliados que producen contenidos. La evolución más radical a lo largo de estos once años ha sido el giro en los formatos del contenido que publican: permanecen los textos, los videos y las imágenes, pero ahora Cerosetenta también es sinónimo de podcasts, desarrollos tecnológicos y usos innovadores de la información, un trabajo que ha dado frutos y que ha sido reconocido con múltiples premios.
Empecemos por los podcasts. En un esfuerzo encabezado por Sebastián Payán, el director de Cerosetenta Podcast, esta revista se ha convertido en uno de los medios colombianos que más ha explorado este formato. Tienen un catálogo de títulos grandes, como Sudakas, Womansplaining y Shots de ciencia, y también de series cortas y coyunturales como Seis grados de separación y Un paisaje sonoro del Paro Nacional. Además, la revista facilita la producción de podcasts de terceros, como El club de fans del Planeta Tierra, de Mariana Matija, y hace otros para organizaciones externas, como Todo es político, de la fundación FES América Latina.
Alejandro dice que si Cerosetenta ha hecho algo innovador no ha sido con “drones, realidad virtual y esas cosas”, sino tratando de tener una mirada diferente. “Al principio de la revista nosotros lo llamábamos el efecto ‘La Silla ya lo hizo’, porque salía una historia y nosotros empezábamos a trabajar y era como ‘no, un momento, La Silla ya lo hizo’. Entonces nos tocó empezar a buscar la manera de decir algo más”.
Así surgió Un paisaje sonoro del Paro Nacional, uno de los podcasts que mencionamos arriba. “Pasó lo que solía pasar en todos los paros nacionales y es que llegamos al centro, todo estaba pacífico, y de repente llegaron unos manes a hacer escándalo y el ESMAD respondió como si se les hubiera entrado el ejército cosaco. Entonces nos gasearon y salió todo el mundo por la Séptima en la caminata triste de siempre para llegar a la casa”. Y luego empezó el cacerolazo. Alejandro y Natalia Arenas, la editora de Cerosetenta, lanzaron y descartaron igual número de ideas sobre cómo cubrir ese momento, y finalmente llegaron a la conclusión de que la mejor manera de transmitir la experiencia sensorial y la fuerza de ese “momento milagroso en la historia de Colombia” fue grabar lo que estaban escuchando y transformar el material en un podcast.
Cerosetenta es un medio que al tratar de encontrar una voz propia, sintonizó con audiencias exigentes que priorizan el ángulo de la información que consumen y el formato en el que se les presenta. Esto los ha llevado a crear contenidos compatibles con las nuevas maneras en las que nos informamos: desde nuestros teléfonos, en la calle, moviéndonos. Por eso los podcasts, y por eso también los desarrollos tecnológicos.
La movilización social es un tema recurrente en la programación de esta revista. Su cubrimiento es exhaustivo, y al menos en Bogotá, el equipo de Cerosetenta suele reportar desde los focos de todas las marchas grandes. La premisa de buscar nuevos ángulos los ha llevado, hablando sobre este tema, a producir contenidos como el Manual 070 de autoprotección contra el ESMAD, una guía de autocuidado para manifestantes que la Policía Nacional intentó censurar en 2019. El manual sigue al aire, y ya tiene una actualización que recoge presuntas agresiones cometidas por el ESMAD hasta 2020.
En 2019 Cerosetenta publicó un contenido titulado El segundo a segundo del disparo que mató a Dilan Cruz, que está encabezado por un video compuesto de material inédito y evidencias de fuentes abiertas que reconstruye de manera precisa uno de los momentos más relevantes del Paro Nacional de 2019. El proyecto fue un ejercicio conjunto de La Liga Contra el Silencio, Newsy y Bellingcat, ganó el premio a mejor video de periodismo investigativo en los Premios Simón Bolívar del año pasado –uno de los tres premios que la revista ganó entonces–, y estuvo nominado al Premio Gabo 2020 en la categoría Innovación.
Otro contenido de Cerosetenta que se destacó durante ese certamen fue el reportaje Siete horas de angustia en La Modelo. Para ese contenido, el ejercicio fue ordenar cronológicamente los hechos del 21 de marzo de 2020, cuando la reacción a un motín de internos de la cárcel La Modelo de Bogotá dejó un saldo de 24 reclusos muertos y casi un centenar de heridos. El equipo del medio volvió a utilizar videos y evidencias de fuentes abiertas, y adicionalmente creó un análisis visual para identificar qué pasó en diferentes puntos de la cárcel entre las 8:00 p.m. y las 3:00 a.m. del día siguiente.
El mérito de trabajos como estos fue bien resumido por la Fundación Gabo. En una entrada en su blog Laboratorio de periodismo innovador, la entidad aseguró que “Cerosetenta ha encontrado en estas investigaciones multimedia de reconstrucción de hechos una forma efectiva de poner una lupa sobre casos de abuso de autoridad y represión que la mayoría de los medios dejan en el olvido para seguir cubriendo las siguientes noticias del momento”. La nota se publicó días después de que el equipo editorial de la revista recibiera el Reconocimiento Clemente Manuel Zabala de, un galardón que destaca a editores ejemplares y que por primera vez se entregó a un equipo: Alejandro Gómez Dugand, Natalia Arenas, Lorenzo Morales y Omar Rincón.
Cerosetenta empezó como una página web “que estaba hecha para publicar textos, a veces videos y a veces fotos de los estudiantes de la universidad, pero se nos empezó a quedar chiquita cuando decidimos comenzar a hacer nuestro propio contenido sobre la agenda nacional”. La página que le siguió –que es la que sigue al aire– fue un trabajo conjunto del equipo editorial del medio, el estudio de diseño Monocromo y 8manos, un colectivo de programadores. Esa página web ganó un Premio Lápiz de Acero en 2015 por su diseño, y fue el detonante para desarrollar la identidad gráfica de la revista: collage, imágenes que abarcan toda la pantalla, tipografías depuradas pero con fuerza y más collage.
Una pequeña parte de la financiación de la revista corre por cuenta de la universidad, que paga los salarios de dos de las once personas del equipo y que también cubre costos operativos relacionados a la página web y a la producción de contenidos. Sin embargo, el medio se sostiene sobre todo por un “laboratorio de narrativas” llamado Cerosetenta Proyectos, donde el equipo crea “estrategias comunicativas para organizaciones, creadores, investigadores y marcas”. Los primeros productos del laboratorio fueron para otras dependencias de la universidad, pero con los años se han expandido fuera del campus: una de sus entregas más recientes es Boroló, iniciativa hecha en colaboración con Artemisas para hablar sobre protesta y movilización social.
Cerosetenta es un medio independiente que se ha podido poner sus propios retos y que ha utilizado ese privilegio para convertirse en un proyecto periodístico ejemplar. Su trabajo está lleno de méritos, premios y reconocimientos, pero también de cuestionamientos por el lugar que tienen los medios de comunicación en la Colombia del siglo XXI, un lugar donde se encuentra con otros proyectos periodísticos. Esas preguntas se han traducido en contenidos de múltiples miradas y formatos, que fieles a su naturaleza, buscan narrar las múltiples realidades del país.
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