Estrategias para evitar un robo
“Lo digo con seguridad, tengo maestría en salir bien librada de robos”.
Así empieza esta clase impartida por una de nuestras ilustradoras favoritas.
Puedo decir que he tenido más atracos que novios. La verdad, las veces que me he enfrentado con ladrones han sido tantas que ya no las puedo contar con los dedos de las manos.
Pero la experiencia hace al sabio, y la mayoría de veces he salido bien librada de esa situación, sin rasguños de más ni objetos de menos. Por eso quiero compartir en esta columna algunas de las estrategias que he utilizado para evitar ser robada.
¿Cómo saber si su ladrón está armado?
Pregúntele. Si le muestra el arma, ríndase. Él o ella tiene las de ganar. Si no, ponga todo su empeño para que no lo roben. Manténgase en el ahora, use sus cinco sentidos, el cuerpo le puede avisar con anticipación que algo malo se avecina. Sepa escucharlo.
Cuando se le acerque un potencial ratero, acelere el paso, siga caminando hasta que pierda al ladrón de su visión periférica y, mientras lo hace, hágale preguntas como “¿Ah?”, “¿Que qué?” o “¿Me puede repetir?, no le escucho”.
Nota: Busque lo más rápido posible un lugar donde haya mucha gente. Va a sentir la necesidad de contar su hazaña y lo recomendado es llamar a su mamá o a alguien cercano que le brinde apoyo emocional.
Si no encuentra escapatoria y los ladrones amenazan con hacerle algo, haga un flashback desde su nacimiento hasta la actualidad. Usted no es una mala persona y no merece lo que le está pasando. Abra su bolso, dele la vuelta y deje caer sus pertenencias. Déjese llevar, permítase hacer catarsis. Llore y grite con ira lo que el corazón le sugiera.
Mejor dicho, hágase la víctima: dígales que usted no tiene nada y que lo poco que tiene lo ha conseguido con esfuerzo. Es probable que ellos (o ellas, no seamos sexistas) le digan loca (o loco, ya que estamos en la corrección política) y sigan su camino como si nada. Cuando la escena pase, recoja su desorden entre lágrimas y váyase a su casa con la tranquilidad de que salió con vida.
Para esta estrategia hay que ser ágil mental y físicamente. Piense rápido, encuentre la manera de huir de sus atacantes y, si siente ganas de correr, hágalo sin mirar atrás. Póngase a salvo, aborde un taxi aunque no tenga dinero y pídale que lo lleve a su casa, o en su defecto que lo aleje de la zona de peligro. Coméntele al conductor lo ocurrido y cruce los dedos para que no le cobre (o no sea un ladrón más peligroso que el que dejó atrás).
Por mi experiencia con esto de los atracos, podría decir que 98% de las veces el arma que han usado para intentar robarme ha sido el desastre. Y es que no es bonito cuando amenazan con quitarle la vida si no entrega el celular y/o la billetera. Si le sale naturalmente, suba la voz hasta llegar al grito y, sin previo aviso, pronuncie insultos que nunca creyó ser capaz de decir.
Gritar e insultar hará que las personas que se encuentren alrededor quieran enterarse del acontecimiento. Lo más seguro es que el ladrón huya al sentirse observado y que usted salga bien librado de esa situación.
Cuando todo haya pasado, puede que entre en estado de shock y sienta ganas de llorar. Deje fluir el llanto, el cuerpo necesita encontrar un punto de equilibrio y las lágrimas son la mejor solución.
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