Los nueve ecosistemas de Manuela Moreno
Lo que más ama Manuela en el mundo es hablar y dibujar. Con una necesidad infinita de comunicarse, entre hojas y raíces, las líneas que florecen en Nueve Manuelas cuentan su conexión con la tierra.
En un balcón de Medellín, el aire de la ciudad suspira lento, las hojas de las plantas tambalean y un lápiz baila al son de la mano de Manuela Moreno Carvajal, una ilustradora paisa que hace germinar semillas grises de un grafito en bosques de flores y árboles azules, naranjas, o amarillos –según ella lo decida–. Tantos mundos que intentan imitar el azar de la vida misma.
Manuela Moreno ilustra su entorno con colores selváticos propios de la naturaleza.
© Cortesía @nueve_manuelas
Desde pequeña, Manuela sabía que dibujar sería su pasión, aún así, decidió tomar un camino algo diferente, estudiando arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Luego de graduarse, sintió la frustración de no haber escuchado aquella voz interna y aguda de una niña que siempre tuvo la razón, la de una artista más allá de los planos. Como aprendiendo a caminar, regresó a las formas más naturales y desenfadadas de sus trazos, sobreviviendo a la rectitud y uniformidad de la arquitectura. Los planos y medidas comenzaron a perderse entre las enredaderas y flores.
En 2018, luego de graduarse y con más dudas que certezas sobre su futuro, se presentó a las becas de la Alcaldía de Medellín para realizar el trabajo gráfico de un libro ilustrado con la editorial Tragaluz. La evolución de Manuela ha sido intensiva y rápida, pero orgánica. Tras su experiencia editorial en la Casa Tragaluz, comenzó a trabajar en el taller Un Nuevo Error, una casa de artistas e ilustradores de Medellín y el área metropolitana ubicada en Belén. En el proceso de reconciliación con su espíritu artístico, el taller Un Nuevo Error fue una escuela para aprender de otros colegas sobre ilustración, proyectos y finanzas para artistas. Todos estos conocimientos se vieron reflejados en 2020, cuando fue diseñadora en la Fiesta del Libro en Medellín.
Un nombre artístico está ligado a la recursividad y el picor de quien lo lleva, un sobrenombre elegido y el sello en la memoria de la audiencia, ¿por qué entonces el “Nueve Manuelas”? bajo el signo solar, lunar y ascendente en géminis, Manuela le guiñó a la naturaleza mutable, dispersa y enérgica que según el zodiaco, rige a los géminis, esta triada fue multiplicada para definir las multitudes que la habitan.
La ilustración botánica ha sido una de las fuentes que ha marcado el estilo de la artista.
© Cortesía @nueve_manuelas
En la diversidad de los ecosistemas que rodean sus ideas, lo vivo, lo natural, aquello que surge de la tierra es su principal inspiración. Representando la biodiversidad de la región, nos acerca a la naturaleza que olvidamos entre la virtualidad. Aunque su trabajo es digital, todo comienza desde sus trazos en grafito, luego estos son escaneados y editados, aportándole colores y detalles. Este año, Nueve Manuelas tiene la intención de renovar su obra y estilo añadiendo nuevas técnicas como el recorte.
El enfoque que ha regido su obra nació de la relación con su hogar, de una niña y su herencia, una carta a su abuela, “yo crecí con mi abuela, mi abuela siempre se consideró como una persona de las montañas, como salvaje, eso decía ella de sí misma y siento que intentaba representar como dentro de nuestra casa el entorno en el cual ella se sentía bien. Desarrollé una relación muy íntima con las plantas, y cuando me fui de la casa empecé a darme cuenta que lo único que necesitaba adquirir en mi espacio eran plantas. La sensación de despertarme y saber qué habían hojas nuevas, ese proceso de la vida, de lo que está pasando con el otro, lo que está pasando conmigo, lo que está pasando a mi alrededor es una forma de estar atenta a la vida”.
La biodiversidad de la región ha sido ilustrada por Manuela, recordándonos nuestras riquezas naturales.
© Cortesía @nueve_manuelas
Uniendo los recuerdos de su infancia y su genuino interés por las ilustraciones botánicas, Manuela encontró una manera de narrar a través de sus raíces una tierra donde ella es su creadora. Se ha inspirado en las libretas de viaje que le resultan fascinantes, presentándose como pruebas etnográficas de unas realidades narradas con lápiz y papel. En su travesía, se ha reflejado en referentes que han sido clave en su descubrimiento personal y artístico, como Mónica Naranjo Uribe, creadora de Nómada Ediciones con quien realizó su último trabajo, un mapa llamado “Antioquia reimaginada”, en este se puede encontrar la diversidad cultural, botánica y geográfica propia del territorio como la fauna, la flora y elementos creados por las comunidades como los tambores o las casas antiguas.
Sus amigos y familiares son un común en su obra, recordando sus existencias en los retratos que realiza.
© Cortesía @nueve_manuelas
El fin del arte no se debe limitar solo a la admiración de lo estético, también, debe transgredir y ser una extensión de cada artista. Manuela tiene presente que en su proceso creativo debe ser fiel a sí misma, así como una llama, un incendio para quienes observan su obra, “así sean proyectos de terceros, como instituciones, busco una relación más cercana conmigo, con mi entorno, con mi familia o con mis amigos y casi que cada una de esas obras las dedico a alguien, intento involucrar a otras personas en ellos, ya sea retratando a mis amigos o a espacios íntimos, es dibujar a través de mis memorias y las de mis cercanos”.
Aunque contradictorio, su obra puede encontrarse delicada pero a la vez, feroz, recordándonos que la dualidad siempre está presente en todo aquello que nos rodea, millones de selvas, bosques y montañas que nos habitan con solo observar al otro, a sí mismo.
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