Nuevos aires de la cumbia
En el amplio panorama de la cumbia en el mundo, recomendamos cinco propuestas nuevas que les pondrán a bailar el coco y los pies.
Aunque no tenemos certeza histórica de los orígenes de la cumbia, una suerte de intuición heredada nos ha dicho que surgió en algún lugar del Caribe colombiano. Mientras unos dicen que nació en la región de la llamada Depresión Momposina –que comprende míticos lugares cumbieros como Mompox, El Banco, Chimichagua y Tamalameque– otros afirman que su cuna es Cartagena de Indias. Lo único cierto es que la cumbia es un ritmo que ha sufrido transformaciones insospechadas, no solo en Colombia sino en países como Argentina y México, donde, por muy descabellado que nos parezca, reclaman su génesis.
Ahora bien, las mutaciones de la cumbia no son nuevas. Desde que Lucho Bermúdez las introdujo en Argentina en los años cuarenta o Luis Carlos Meyer grabó “La cumbia cienaguera” en México por allá en 1950, la cumbia es un organismo vivo que, con excepción de Brasil, ha echado raíces en casi todos los países del continente americano. En estos días es posible encontrar experimentos con electrónica y jazz que tienen como punto de partida este sencillo ritmo.
Les compartimos cinco propuestas novedosas de cumbia que suenan –al igual que las clásicas– en Señal Cumbia, la emisora digital de la Radio Nacional de Colombia que desde el 23 de abril de 2016 echó a andar un espacio virtual donde convergen las ondas de las cumbias universales.
El Remolón (Argentina)
Este es el nombre artístico de Andrés Schteingart, un productor argentino que logró una buena síntesis entre minimal techno, reguetón y el beat de la cumbia. Hace parte de ZZK Records, uno de los sellos abanderados de la movida de la cumbia digital en el mundo.
Sonido Gallo Negro (México)
El espíritu garage de la cumbia peruana de los setenta está presente en este combo mexicano que hace una suerte de cumbia retro que a la vez suena futurista y sin geografía. Rastros de chicha, sonidera, mambo y sicodelia están presentes en esta banda que cuenta con un respaldo visual de lujo a cargo del artista argentino Dr. Alderete
El Ombligo (Colombia)
¿Existe algún nexo entre el free jazz de Ornette Coleman y la cumbia sabanera de Andrés Landero? Ese eslabón perdido se llama El Ombligo, un proyecto liderado por el contrabajista bogotano Santiago Botero. Esta es una gema preciosa en los terrenos donde se deconstruyen la cumbia y el jazz.
Romperayo (Colombia)
Pedro Ojeda, el inverosímil baterista de Los Pirañas, es el cerebro detrás de Romperayo, una banda que se aventura en una suerte de collage en vivo donde a un trío de bajo, percusión y órgano se le suman sampleos de vieja música tropical colombiana. El resultado es una descarga inesperada de cumbias, guarachas, merecumbés y porros. Y tenemos una canción para que baje libremente.
Tricofero de Barro (Colombia)
La raspa es un término peyorativo con el que se denominó cierta variación de la cumbia –y en general toda la música costeña– interpretada por músicos antioqueños en la década del sesenta. Ese ritmo mecánico y particular es lo que retoma Miguel Leguizamón con Tricofero de Barro, una banda que hace “raspa dark” con buen humor, visuales y desparajo.
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