Abc del yoga
No es una secta ni una religión. No es un deporte ni una fórmula mágica para arreglar todos los males del cuerpo o el alma. ¿Qué es el yoga? ¿Qué no es? Aquí hay algunas respuestas de una practicante disciplinada.
n su búsqueda por alcanzar un estado de paz interior permanente, los yogis de la India antigua desarrollaron la práctica del yoga (unión, en sánscrito) como método para integrar el cuerpo, la mente y el espíritu. Según su creencia, la clave para vivir en armonía con uno mismo y con el entorno es encontrar el balance entre la acción, el pensamiento y la emoción. Esto podía lograrse a través de lo que hoy se conoce como los tres pilares del yoga: las posturas físicas, la respiración y la meditación.
Las posturas físicas o asanas (asiento) están diseñadas para revitalizar, relajar y desintoxicar el cuerpo y la mente. Cuando se hacen con conciencia, se convierten en meditación en movimiento. Trabajamos el físico porque un cuerpo débil es un impedimento para el crecimiento espiritual. Durante la práctica, la tensión y los desequilibrios salen a la luz y empiezan a liberarse. Los canales de energía se abren y esta puede fluir más libremente. Adicionalmente, cada una de las posturas tiene beneficios específicos: unas masajean los órganos internos, otras estiran la columna vertebral, otras envían sangre a partes del cuerpo que normalmente no se encuentran tan irrigadas. En el plano físico, la práctica constante de las asanas incrementa la flexibilidad de los músculos, da fortaleza a los huesos y mejora la circulación. En el interior, desarrolla la humildad, la compasión y la concentración, entre otras cosas.
La técnica de respiración o pranayama (prana, “fuerza vital” y ayama “amaestrar”) es la práctica para controlar la respiración. En yoga, la inhalación y la exhalación se entienden como la fuerza vital que anima, controla y permea el universo dentro y fuera de cada uno. Prana es la fuerza activa e inteligente que conecta todas las cosas, y por eso se cree que el secreto para dominar la mente es dominar la respiración. Enfocándose en ella, el practicante se prepara para el siguiente paso: la meditación.
Existe una idea errada según la cual meditar consiste en poner la mente en blanco, cuando en realidad lo que se busca es aquietarla. Patanjali, uno de los maestros más influyentes del yoga, definió la meditación como “el aquietamiento de los estados cambiantes de la mente”. La meditación nos enseña a poner la atención en el pensamiento, a observar las emociones y las ideas que emergen, sin juzgarlas y sin aferrarse o identificarse con ellas. Esto tiene un efecto sosegador y nos permite tomar distancia de nuestro ego, el cual, según la filosofía yogi, es uno de los mayores obstáculos para alcanzar la paz interior y, a futuro, la iluminación.
“Tu práctica”
En la filosofía yogi, se entiende que cada persona tiene una aproximación diferente según su cuerpo, su carácter y su momento vital. De ahí que, a menudo, los instructores de yoga se refieran a la experiencia de cada quien con el yoga como “tu práctica”. Contrario a lo que ocurre en el entrenamiento de algunos deportes, en yoga no se debe llevar el cuerpo hasta el límite. Para recibir los beneficios de las diferentes posturas debemos sentirnos cómodos y, con la ayuda de la respiración, encontrar una zona de confort dentro del reto físico. Esa zona es diferente para cada persona en cada asana. Aunque las posturas no cambian, nuestra relación hacia ellas sí. Lo que ayer nos pareció difícil hoy nos resulta fácil y en dos semanas, de repente, vuelve a suponernos un gran reto. El ego y el sentido de competencia empiezan a desvanecerse a medida que se avanza en la práctica: comenzamos a aceptar que, como en la vida, cada quien está haciendo lo mejor que puede y se mueve a su propio ritmo; que todos estamos en constante transformación.
Los tipos de yoga
Existen muchos estilos de yoga que se practican hoy alrededor del mundo. Aunque todos tienen el mismo objetivo –servir de herramienta para encontrar la paz interior y vivir con conciencia–, cada uno tiene un énfasis particular. Estos son algunos de los estilos más comunes.
El yoga de las posturas (yoga Hatha) es un sistema creado por el yogi Swatmarama en el siglo XV en India y es el más común en Occidente. Su práctica se centra en las asanas. Es el tipo de yoga más físico y dinámico de todos. Del Hatha derivan el Vinyasa, una práctica vigorosa que busca alinear el movimiento con la respiración; el Ashtanga, que tiene un set de posturas que se llevan a cabo siempre en el mismo orden y es bastante exigente en términos físicos; el Iyengar, que pone énfasis en el alineamiento del cuerpo y sostiene cada postura por largo tiempo, y el Kundalini, cuyo objetivo es liberar la energía del cuerpo a través de movimientos rápidos y repetitivos.
El yoga devocional (yoga Bhakti) es el más común en India. Los practicantes de esta rama ven al Uno o a la Divinidad en todos y en todo. Es la religión del amor y enseña a desarrollar la aceptación de todas las cosas a través de nueve técnicas de adoración que incluyen cantos, repetición de mantras y lectura de textos sagrados. A diferencia del Hatha, el yoga Bhakti no implica una práctica física demandante. La única postura que se considera indispensable es la del vandanam (“postración”), la cual se realiza poniéndose de rodillas y llevando la frente al suelo en señal de humildad, devoción y servicio.
El yoga del conocimiento (yoga Raja) es la práctica del autocontrol. Su objetivo es aprender a vivir con más claridad y conciencia a través del estudio de los textos filosóficos de los Yoga Sutras y la práctica de técnicas que llevan al control del cuerpo, de la energía vital, de los sentidos y de la mente. La técnica central es la meditación, aunque también se usan algunas posturas básicas y ejercicios de respiración.
El yoga de la mente (yoga Jnana) se enfoca en la inteligencia del hombre. Considera la sabiduría y el intelecto como lo más importante y aspira a unificar ambas dimensiones para superar las limitaciones. Las enseñanzas solo pueden obtenerse de mano de un gurú y se imparten cuando el estudiante esté preparado: cuando se haya ejercitado lo suficiente en las prácticas del discernimiento, el desapego, el control de los sentidos y de la mente y la concentración. La práctica del yoga Jnana no involucra posturas físicas.
El yoga del servicio (yoga Karma) considera que la situación personal presente está basada en las acciones pasadas y por ello dedica su vida al bienestar de la comunidad. El yogi Karma cree que al procurar la bondad, la solidaridad y la generosidad ahora, está escogiendo un futuro libre de negatividad. En este tipo de yoga no se practican técnicas de ningún tipo. El objetivo es integrar todas las acciones cotidianas en el elemento clave: la consagración.
El yoga de los rituales (yoga Tantra) aspira a encontrar lo sagrado en cada una de las cosas que hacemos y crea ritos y ceremonias para exaltar dicha sacralidad. En esta práctica se repiten mantras, se emplean técnicas de control de respiración, se usan instrumentos sagrados, mudras (posiciones de las manos) y mandalas (diagramas o símbolos que representan el universo).
El yoga meditativo (yoga Dharana) busca aquietar el ruido de la mente a través del silencio. Esta es la práctica de la meditación profunda y enfocada. A través de retener el aire y de concentrar la mente en un solo objeto, el practicante busca disolver el ego y fundirse con la divinidad.
Los mitos
Aunque durante mucho tiempo Occidente tuvo una idea generalizada de que el yoga se trataba de un culto lejano y esotérico, en las últimas décadas esa concepción se ha ido disipando. En años recientes, incluso, nuestro hemisferio ha visto un boom de estudios de yoga, instructores y practicantes. Sin embargo, aún hay muchos mitos alrededor de esta práctica milenaria. Probablemente el más común es que el yoga es un culto o una secta, cuando en realidad se trata de una filosofía de vida que no riñe con la fe de las religiones tradicionales. Es, simplemente, una herramienta para encontrar la propia espiritualidad y el equilibrio.
Tampoco hay que ser hippie o apartarse del mundo y recluirse en una montaña para ser yogi. Esta es otra creencia que se tiene a menudo. Si bien es cierto que son muchos los que han dedicado su vida exclusivamente a la práctica, a medida que el yoga se ha ido expandiendo, se ha acoplado a las diferentes culturas. La naturaleza del yoga es flexible y puede alinearse con el estilo de vida de cada quien en cualquier parte del mundo.
Otra idea errada que se tiene del yoga es que funciona como un deporte. Aunque ciertas prácticas nos permiten fortalecer los músculos, tonificar y estirar, el aspecto físico hace parte de un objetivo más amplio, que es crear un equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Y esa armonía no está reservada únicamente para los ágiles y flexibles, como también se cree comúnmente. El yoga requiere una combinación de fuerza, equilibrio y flexibilidad. Todos tenemos al menos una de las tres a nuestro favor y podemos usarla para mejorar las otras áreas. Adicionalmente, todas las posturas tienen modificaciones y cada practicante escoge hasta dónde quiere y puede llegar en cada una.
Dónde hacer yoga
www.yogastudiocolombia.com
www.pranayogacolombia.com
www.happyyoga.com
www.naturalyogacolombia.com
Agradecimientos:
Dorita Moreinis | Ana Muriel | The Yoga Barn y Yoga Studio Colombia | Fotografía: The Yoga Barn.
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