Kit para sobrevivir el aislamiento
El aislamiento es una necesidad y un reto que pone a prueba nuestra capacidad de mantenernos activos y serenos. Este kit nos ofrece herramientas prácticas para pilotear la ansiedad y encontrarle el mejor lado a estos días.
#BacánikaEnCasa
n medio del aislamiento preventivo, cuando corresponde renunciar al abrazo, a las conversaciones cara a cara y a cualquier tipo de contacto físico, nace un reto adicional: el de mantener la mente despejada y clara; el de sortear la ansiedad. Para eso toca armarse con herramientas de bienestar que ayudan a inmovilizar el miedo y toca también, como escribió Natalia Ginzburg cuando tuvo que pensar cómo se hacía un hogar, ver la casa como un refugio: “Pero tal vez cualquier casa, cualquier casa podía, con el tiempo, convertirse en una guarida, y acogerme en su penumbra benévola, tibia y tranquilizadora”.
Expertos y gente del común están haciendo un esfuerzo generoso por compartir estrategias para sortear la situación de aislamiento. Interludio, un Centro de Atención Psicológica en Chile, publicó el 16 de marzo en Instagram el Kit de Supervivencia Psicológica en Cuarentena. A partir de esa idea, con la ayuda del psicólogo clínico Moisés Bocanegra y del psiquiatra del Hospital Mental de Antioquia, Harold Eduardo Tejada, construimos este kit de objetos y acciones útiles para custodiar nuestra mente con la misma solidez que la casa guarda nuestro cuerpo. Son objetos para sentirnos vitales y juntos.
Aún si trabaja en casa desde antes, aún si ya se había aprendido a levantar todos los días temprano y a ponerse medias y tenis para sentarse en el computador que queda a tres pasos de la cama, la obligación de no salir trastoca la rutina y exige crear unas nuevas. Esperar a que comience cada día sin saber qué hay que hacer puede dar la sensación de desorden y aumentar la incertidumbre y con esto la ansiedad y el miedo. Por eso, para mantener la sensación de realidad, funciona tener una rutina escrita sobre papel o registrada en alguna aplicación y cumplirla (sin obsesionarse, siendo amables con nosotros mismos). Que incluya los horarios, los pendientes, las reuniones virtuales y los pasatiempos.
Para limitar tantos y tan diversos canales de información y escoger solo uno o dos verídicos y calificados. Elegir bien a quién y en qué momento escuchar cuando todos están hablando. La sobreinformación y el tire y afloje de las decisiones y opiniones de amigos, familiares e incluso el Gobierno puede resultar abrumador. También para silenciar a ratos chats, grupos, notificaciones, comentarios, conversaciones con los compañeros de casa, para estar en silencio.
Póngase citas con amigos para bailar juntos, para cocinar juntos, para leerse algún poema o jugar stop remoto. Llame a su abuela o mamá o abuelo o papá todos los días y pregúntele si está bien. Preocúpese por los otros. Registre las cosas que le sorprendan en fotos o pequeños textos o mensajes de voz. Encuentre nuevas aplicaciones o funciones que no conocía. Llame si tiene una emergencia, si tiene algún dolor, si no se siente a salvo. Entienda como nunca el concepto de red de apoyo.
Incluso quienes no hagan ejercicio nunca tienen que saber que están moviéndose menos, que así la casa sea enorme y llena de escaleras están más sedentarios. Saltar la cuerda o buscar alguna rutina de yoga ayudará a mantener el ánimo (en forma de endorfinas) lo más arriba posible. Hacer de la casa un gimnasio temporal y concentrarnos en fortalecer el cuerpo es además otra forma de reconocernos, de recordar nuestras capacidades y límites.
Un pedazo de papel o una libreta entera para anotar la listas de deseos, de proyectos, de planes para hacer después. Parece simple, pero el estrés o la ansiedad que produce el aislamiento nos puede trastocar nuestra concepción del tiempo, sobre todo el que vendrá cuando todo acabe. ¿El resúmen? haga listas y desee mucho para que no se le olvide que hay futuro.
Quedarse en casa por días y noches puede hacernos conocer agotamientos que no conocíamos. Ya no el que dan las calles repletas o las largas caminatas, sino el de la cabeza agotada por la monotonía y el cuerpo resentido por las pocas veces en las que cambia de posición. La hidratación alivia el cansancio y combate la fatiga. Comer bien y tomar agua son cuidados simples y también maneras de estar preparado para cuando todo acabe, para poder atravesar el aislamiento completos.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario