La batalla que ganó Nintendo
Hace poco tuvimos la oportunidad de realizar en Madrugadas Radiónica un ejercicio de retroalimentación con todos nuestros usuarios, en el cual decidimos buscar la razón por la cual una consola de videojuegos como Supernintendo tuvo un éxito arrollador en nuestro país. Las respuestas de los participantes en estas cinco emisiones fueron altamente gratificantes y nostálgicas, ratificando que la radio pública se interesa por escuchar y conocer las voces de sus oyentes.
La historia de esta consola tiene sus orígenes a finales de los años 80. Cuando la empresa Nintendo triunfaba con creces gracias al NES o Family, repentinamente la competidora SEGA lanzó al mercado un nuevo prototipo conocido como Sega Megadrive o Sega Genesis, lo que significó un nuevo rival que avanzaba contundentemente con la tecnología de los 16 bits. Inicialmente, Nintendo no tuvo necesidad de incursionar en una consola diferente hasta que notó que SEGA se estaba popularizando en el territorio japonés; por eso decidieron mejorar su modelo de 8 Bits para presentar en 1990 un nuevo centro de entretenimiento conocido como el Supernintendo. Curiosamente, los medios especializados la calificaron como una consola inferior frente a su contrincante; no obstante, su verdadero potencial no vendría “oculto” en los juegos desarrollados sino en sus características –como la incorporación de chips y otros dispositivos internos–, que llevarían la experiencia a otro nivel.
En Estados Unidos, el Supernintendo se dio a conocer en 1991 y a nuestro país llegó un año más tarde, razón por la cual continuó vigente casi una década. Dentro de esta gran retrospectiva pudimos hablar sobre 75 casetes que fueron claves durante el desarrollo de la consola. Complementamos dicha lista con otros títulos, historias, anécdotas y recuerdos de nuestros usuarios, quienes relataron cómo fue su primera experiencia con la consola, cómo la adquirieron en determinada fecha, por herencia familiar de hermanos mayores o simplemente en la casa de un amigo… Todo ambientado en una época en la que reunirse a jugar era un completo ritual.
Muchos nos hablaron con nostalgia de cómo Nintendo se promocionó en nuestro país, sobre la importancia de los puntos de venta de Mundo Nintendo en los centros comerciales y la recordada revista Club Nintendo, una publicación que se sumó al voz a voz entre gamers para dar a conocer más de los títulos y sus trucos.
Entre los juegos más recordados se habló sobre unos insuperables, como la trilogía de Donkey Kong Country, Super Mario World, Star Fox, Killer Instinct, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Megaman X y Super Metroid, entre otros.
Hoy resulta extraño decir que el Supernintendo no está extinto pese a que estas consolas se dejaron de producir oficialmente en el año 2003. Ese acontecimiento nos lo ratificó Carlos Cardona, tatuador y coleccionista de videojuegos de la ciudad de Medellín, quien posee una colección de más de cien títulos. Él mismo explica que arrancó a inicios de los años 2000, ya que desde que conoció este aparato en 1992 no se ha podido despegar de la magia de los 16 bits, la que marcó a toda una generación por su jugabilidad, inmediatez y las notables mejoras gráficas y sonoras.
Los que vivieron esta consola continúan jugándola hoy en día. Aunque las licencias de la misma vencieron hace unos años, actualmente podemos acceder a la emulación en software, hardware e inclusive virtual ya que se puede jugar en computador a través de ROM; además, empresas de aficionados han creado nuevas versiones de la consola que leen sus casetes como una original e, inclusive, existen páginas para disfrutar de centenares de títulos a través de plataformas como Flash o Java.
Todos estos recuerdos y vivencias mencionados a través de los micrófonos de Madrugadas Radiónica nos permiten concluir que, después de casi 24 años, el Supernintento es una consola que sigue siendo un referente obligatorio en la historia del octavo arte pero que, adicionalmente, se mantiene vivo en los imaginarios de los colombianos como una forma de entretenimiento que se conectó perfectamente a las circunstancias de la época.
Como dijo en algún momento el poeta y dramaturgo francés Paul Géraldy: “Llegará un día en que nuestros recuerdos serán nuestra mayor riqueza”.
Por: Iván Samudio
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