Guía ilustrada del Carnaval de Barranquilla
Del 10 al 13 de febrero, el Carnaval de Barranquilla inunda la ciudad con bailes, personajes y desfiles que ponen a gozar a cualquiera. Sus nombres, sin embargo, pueden confundir a quien no los conozca. Le contamos qué es qué y quién es quién mientras lo enmaicenan en medio del jolgorio carnavalero.
Este ícono de las comparsas es imprescindible en el carnaval. No come cuento en cuanto a mamar gallo se trata, pues fue creada por la clase obrera y esclavos para burlarse e imitar a los dirigentes, los ricos y poderosos, volviéndolos una caricatura. Su apariencia mezcla la mitad de un elefante y la de un primate; cayó en desuso por un largo tiempo y fue recuperado como integrante del festejo desde los años 70 del siglo pasado. Cuentan que su apariencia recuerda a los que antaño no tenían atuendo para el carnaval y salían con una bolsa de papel en la cabeza y los pantalones o la chaqueta al revés.
Usado generalmente por el personaje anterior, este pitito sabrosón hecho de caucho y con una boquilla de plástico, emite un sonido similar a un peo. Su pitido busca el derroche, la energía y generar incomodidad. Es uno de los favoritos de las infancias.
Danza folclórica negra en la cual la muerte va eliminando con su guadaña a los danzantes hasta que el espíritu carnavalero la derrota, todos resucitan y siguen bailando. De su origen hay varias leyendas. Algunos están de acuerdo en que se trasladó desde Ciénaga, Magdalena, y otros, desde Cartagena. Lo que sí se sabe es que es de la familia del Torito y del Congo, y que en ella la lucha entre la vida y la muerte escenifica la lucha del bien y el mal.
Su nombre surge porque las personas dejaban amarrados sus burros fuera del salón antes de entrar a bailar y gozar durante el carnaval. Aparecieron en 1872, según el cronista e historiador Alfredo De la Espriella en el libro Tertulias musicales del Caribe Colombiano, como espacios semicerrados y despoblados, que surgieron por la clase obrera para reunirse a bailar, inicialmente el sábado y luego del domingo al jueves, al compás de gaitas, tamboras y maracas hasta la seis de la mañana. En el fondo del salón había un trono en el que estaban las autoridades carnavaleras que existían en ese momento.
En este desfile nocturno, los asistentes del Precarnaval de Barranquilla bailan con faroles y velas al son del guache, instrumento colombiano típico del Caribe e inspiración del nombre, inmortalizado en su propia canción: “Viene La Guacherna tremenda pa' gozar, viene La Guacherna me envuelve en su compás”.
Según el Archivo Histórico del Atlántico, su origen se da a inicios del siglo xx, cuando se ensayaban los bailes del carnaval en la noche y a causa del alumbrado público precario buscaban alumbrar la calle. Aunque dejó de celebrarse con las mejoras del alumbrado, la cantante y compositora colombiana Esther Forero intentó recuperar la tradición, y a partir de 1974 fue incorporada oficialmente dentro del Carnaval.
Según la cultura popular, la leyenda de este personaje cuenta la historia de Nicolás Ariza, un cochero barranquillero que vivió a principios del siglo XX: salió un viernes de carnaval y fue encontrado el martes siguiente sin aparentes señales de vida, enmaicenado, sucio y borracho. Barranquilla conmemora la muerte de Joselito el martes anterior al miércoles de ceniza, marcando el final del carnaval con un entierro simbólico. Se recorren las calles de la ciudad llorando, pero de repente, Joselito resucita y exclama: "No estaba muerto, estaba de parranda". Con este evento se simboliza la transición del tiempo del carnaval a la rutina de la vida diaria.
Desde el inicio de cada año Barranquilla se prepara para el carnaval y este es su primer llamado. Organizada por lo general para el primero de enero, y en algunas ocasiones, desde finales de diciembre, la rueda de cumbia se repite los viernes de precarnaval hasta la Gran Noche de Tambó, en la que se hace una rueda más grande.
Su origen se entrelaza entre Magdalena, Córdoba, Sucre y Bolívar y es una danza en la que las personas visten de negro o lucen el primer traje carnavalesco del año, para bailar al ritmo de la flauta de millo, en dirección contraria a las manecillas del reloj. De lo más profundo de sus corazones, lanzan un grito de "güepajé" que resuena por todo el Barrio Abajo.
Aunque hay Chemapalé, Checumbia o Checomanía, este es el nombre de una canción interpretada por Checo Acosta, el Mariah Carey del Carnaval de Barranquilla. La Checumbia es un popurrí que fusiona diversos géneros con cumbia e instrumentos modernos, como un Bohemian Rhapsody sabroso. Ha revolucionado las festividades y la idea es bailarlo hasta terminar sudando con el pelo pegado en la frente.
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