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Bastarda Type

Tipografía, el arte invisible explicado por Bastarda

Crear una tipografía es un acto de precisión y creatividad, una mezcla de arte y matemática que define cómo leemos el mundo. ¿Cómo se hace? La autora conversó con Bastarda Type para entender mejor, de la mano de seis de las fuentes que han creado, cómo es ese proceso que comienza en la mano del tipógrafo y termina impresa en los ojos de quien la lee.

No hay, quizá, forma de arte más ignorada e inadvertida que el diseño tipográfico. Literalmente frente a nuestras narices, omnipresente. Aún así, rara vez o casi nunca nos preguntamos por las letras que sostienen las palabras —¿quién las creó?, ¿en qué están inspiradas?—, y sin embargo, su diseño define nuestra experiencia. Una mala tipografía nos hace tropezar o perdernos del camino. Una buena, nos conduce sin que lo notemos, nos lleva de la mano por lo escrito.

Una tipografía es un sistema de escritura. Es el diseño que hace que una ‘a’ en Arial no sea la misma ‘a’ en Comic Sans. Diferente a la rotulación o el lettering, la creación de todo el abecedario, con sus signos y símbolos, y el funcionamiento armónico de cada uno de esos elementos, es lo que convierte a un grupo de letras en una tipografía.

El origen de las tipografías se suele situar con la invención misma de la imprenta —aunque se sabe que antes de Gutenberg hubo tipos móviles— y desde entonces se han creado distintas tipografías. Tan arraigado está este arte a su origen que la terminología para hablar del diseño tipográfico sigue ligada a esa era pre-digital: los estudios que hacen tipografías se conocen como fundidoras, por la fundición de los plomos para hacer los tipos.
Con la llegada de las computadoras se dio el verdadero boom y el momento en que Colombia comenzó a entrar al juego del ABC. ¿Pero para qué seguir creando tipografías si hay millones que funcionan? “Es como la personalidad de las personas”, dice Sebastián Castellanos de la Hoz, cofundador de Bastarda Type, una fundidora bogotana. Y habrá tantas tipografías como personalidades.

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Una ‘E’ no puede modificarse porque ya tiene una estructura para que se entienda que es una ‘E’”, agrega Jason Guzmán, también cofundador de Bastarda, pero esa estructura se viste de manera que se vea diferente a las que ya existen o sirva para lo que va a ser usada; puedes ponerla de corbata o de sudadera”.

Las tipografías en sí mismas comunican, transmiten un mensaje. Y no basta con decir algo, hay que vestirlo con la voz adecuada.

¿Qué soy y qué quiero ser?

En el comienzo existe el concepto. Sabor, modernidad, innovación, elegancia. Son conceptos que pueden transmitirse a una tipografía y que definen si su forma deberá ser más cuadrada, más redonda, más delgada; si los trazos son más gruesos, más finos o más raros. Así se empieza a diseñar.

Luego viene la definición técnica: ¿para qué se va a usar? ¿Dónde se ve esa tipografía cuando sea grande: en un aviso, un libro, una revista científica o de moda, una aplicación para celular? Su función define su forma. La tipografía es el cuerpo de las palabras, su textura, su temperatura. La voz del mundo. Y esa voz debe poder entenderse.

Una vez definidas las ideas y funciones, la mano toma su lugar. Con un dibujo. Ahí es donde empieza el verdadero trabajo que hace que el diseño tipográfico sea más que arte y se convierta en arquitectura. “Es un dibujo vectorial. Se dibuja letra por letra y se va creando un sistema. Y en ese proceso de dibujo uno hace pruebas de impresión, dialoga entre varias opciones de ‘a’, cuál se siente mejor, cuál se lee mejor a determinado puntaje, cuál es la más llamativa”, aclara Sebastián. La estructura va tomando las formas que habitamos con la mirada.

Para ser tipógrafo hay que tener tanta pericia como paciencia. Estar dispuesto a abrir un mismo archivo una y otra vez por meses. Un proyecto básico de tipografía puede durar tres meses y constar de 200 a 250 dibujos, porque no solo debe cubrir las 27 letras del abecedario; también debe incluir signos de puntuación, de marcación, monetarios y de otras lenguas. Entre más universal quiera ser una tipografía, más elementos requerirá.

Todo este tiempo y trabajo para hacer una letra que no interfiera en la lectura, sino que guíe de manera natural y fluida, o que diga sin decir: “Ven. Léeme”.

Letras, son y sabor

El diseño tipográfico bebe de otras artes. Izzy Sanabria, el director de arte de Fania Records, fue la inspiración para crear Salsa BT, la tipografía más famosa, más completa y más descargada de bastardatype.com. 
Jason y Sebastián tomaron la portada del álbum de la Fania All Stars grabado en vivo en el Cheetah Club de Nueva York, y desarrollaron una tipografía. “El objetivo era que se viera muy salsero, que tuviera sabor”, explica Jason, que al ver las letras los pies reaccionaran y se movieran al compás de la clave.

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Salsa BT es una tipografía de títulos y por eso no tiene minúsculas. Existen dos vertientes: las fuentes para texto o las fuentes display; para titular. “Queríamos que llamara mucho la atención y por eso sus formas tenían que ser raras, tomando lo que Izzy Sanabria hizo en ese par de álbumes”, Cheetah 1 y 2, añade Jason. Las formas cuadradas y gordas se fueron integrando hasta lograr una apariencia muy latinoamericana.

Y lo consiguieron —lo de llamar la atención—. En este momento Salsa BT tiene versión en cirílico porque cruzó el planeta hasta llegar a un ucraniano que se ofreció a hacer los glifos que se usan en idiomas como el ruso, ucraniano, búlgaro o komi. De manera que la salsa suena y puede usarse en más de 160 lenguas.

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La familia completa

Lograr una fuente editorial es mucho más difícil que una fuente display, porque mientras la segunda es cuestión de diseño, la primera, es pura técnica. Hay que tener muy buen ojo.

En 2019, revista Semana quiso cambiar su tipografía para la web, pero ya entrados en gastos, Bastarda les diseñó toda la familia tipográfica, para impreso y digital. Y no puede ser la misma; en textos impresos aún se utilizan las fuentes serifadas, es decir, aquellas con prolongaciones al final de sus trazos más largos —como Georgia, Times New Roman o Cambria—. Para digital se usan las fuentes sans o paloseco, sin serifas —como Arial, Roboto o Calibri—.

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Nos tomó un año hacer esa fuente porque son 32 pesos: la serif y la sans, cada una con 8 pesos, más la itálica de cada una, también con sus 8 pesos”, explica Jason Guzmán, quien también es diseñador tipográfico. Los pesos son los grosores de fuentes y se usan para jerarquizar la información. “Es una familia gigante. Tiene todos los signos monetarios, glifos que ni sabía que existían, para que no les falte nada, pues cubrir las necesidades editoriales de una revista es super complejo”, agrega Jason.

El concepto o los valores de marca a transmitir en este proyecto no eran tan importantes como conseguir que leer las hard news resultara soft.

Bajar la mirada

Además de Sebastián y Jason, hay otros tantos haciendo tipografías en Colombia. No son muchos, tampoco: Óscar Guerrero, Carlos Fabián Camargo, César Puertas, Jhon Vargas Beltrán, Manuel Corradine, Viviana Monsalve. Y antes de ellos hubo otros, no tipógrafos pero sí diseñadores, artistas, cartelistas que hacían letras. Como Sergio Trujillo Magnenat, reconocido en el mundo de los diseñadores como un referente colombiano por la serie de carteles que hizo para los Juegos Bolivarianos de Bogotá en 1938.

La Imprenta Patriótica, del Instituto Caro y Cuervo, quería recuperar el trabajo tipográfico de algunos de los artistas más prominentes de Colombia del siglo XX y para ello mandó a digitalizar las letras que habían hecho y existían como tipos, varios de ellos, diseñados por Sergio Trujillo. Tomando el cartel de los juegos bolivarianos como referente, Bastarda completó el abecedario y creó la tipografía Trujillo BT. A esto se le llama un proyecto Revival; basado completamente en una tipografía del pasado.

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 Sergio Trujillo Magnenat fue reconocido por alejarse de las normas clásicas y por eso la tipografía que crearon inspirándose en él es una fuente display de figuras cuadradas, pesadas, curvas, rígidas.

Para buscar referentes tipográficos Sebastián y Jason siempre miraban hacia el norte: a Estados Unidos, Francia, Alemania e Inglaterra. No creían que podrían encontrar en el mismo suelo quién estuviera pensando en letras tanto como ellos. Y  Sergio Trujillo fue el descubrimiento de que en este campo en Colombia, tierra fértil, también crecen grandes artistas.

Lujo colombiano

El logo de Mario Hernández estaba escrito en Friz Quadrata, y algunos de los textos de la marca estaban en Montserrat; la cuarta fuente más popular de Google Fonts. No suena muy original para una marca que busca ser sinónimo de exclusividad. En 2020, Mario Hernández se acercó a Bastarda para diseñar la evolución de su marca

El concepto a transmitir era “lujo colombiano” y presentaba un desafío técnico: debía funcionar para ser bordada sobre cuero. No podía ser muy delgada ni tener serifas porque los detalles se perderían. Bastarda lo intervino, recuperó la tilde de ‘Hernández’, que no había sido usada con las tipografías anteriores y creó para la ‘R’, que se repite en la misma posición en las dos palabras de la marca, un carácter único inspirado en “el caminante”.

Crearon también toda una tipografía que quería reflejar los movimientos de las manos de los artesanos. El concepto seguía siendo el lujo, pero ahora atado al movimiento. Ahí estuvo la clave para darle la personalidad y la estructura a la tipografía Capitanejo BTel nombre viene del pueblo santandereano donde nació el empresario Mario Hernández—, una sans elegante y con identidad que es utilizada para la marcación de precios y tallas, las comunicaciones y la página web de la marca de moda.

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Básica pero única

Helvética es la fuente más usada en el mundo. Y Kiffo es la Helvética del catálogo de Bastarda. “Es una fuente sencillita, la que funciona en digital y para textos, pero sus formas tienen ciertos detalles que llaman la atención”, cuenta Jason.

Para hacer una tipografía hay que saber encontrar un equilibrio entre lecturabilidad e identidad. Entre más se acerque a la lecturabilidad, más se va a parecer a cualquier otra, al ser convencional en sus formas. Y entre más se acerque a la identidad, más difícil será de leer.

Las fundidoras deben tener un catálogo diverso que incluya fuentes raras, distintas, que muestren lo que el estudio es capaz de lograr. Pero también hay que contar con fuentes que puedan usarse para textos largos, especialmente para digital, dado que la información se consume actualmente en su mayoría a través de pantallas.

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Con Kiffo se acercaron a la lecturabilidad sin llegar a perder del todo identidad y por ello se ha convertido en la tipografía más licenciada de Bastarda, con clientes como Banco de Bogotá o Rappi Apps. “Toda la comunicación de Banco de Bogotá en sus canales digitales usa Kiffo desde hace dos años y sacamos una versión Kiffo-Banco de Bogotá”, relata Jason.

Mamá, estoy triunfando: soy Leyenda

No es fácil para un tipógrafo explicar lo que hace. ¿Se pasa el día dibujando letras? Pero Jason pudo explicarle a su mamá qué es lo que hace con una camiseta de la Selección Colombia: “¿Ves el escudo?, ¿las letras que dicen Federación Colombiana de Fútbol? Esas letras las hice yo”. Leyenda BT es la tipografía de la Selección de Fútbol. La que aparece en el escudo y en todos los avisos y comunicaciones de la federación.

Para hacerla, Sebastián y Jason quisieron buscar formas anteriores a la creación de Colombia como territorio. “Cuando uno busca ‘arte precolombino’ le salen formas abstractas. No queríamos caer en eso, ¿pero de qué otra manera podemos reinterpretar esas formas? —cuenta Jason—. Llegamos entonces a las bases del diseño; las figuras geométricas, la repetición. Formas básicas. Y fue eso lo que llevamos a la tipografía”: una fuente cuadrada, con trazos fuertes, números a doble línea, un arroba que da tres vueltas como un sombrero vueltiao visto desde arriba. Y algo, también, de Sergio Trujillo.

Ello sin perderse de lo que es la esencia del cliente que le hace el pedido: “El rasgo del punto, ya sea como diacrítico o como signo de puntuación, está directamente inspirado en el balón”, aclara la descripción hecha sobre Leyenda en la página web de Bastarda.

Bordadas sobre camisetas, las letras de Bastarda recorren el mundo.

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*Las imágenes y las letras que acompañan estos textos son cortesía de Bastarda. 

Luisa Fernanda Gómez

Periodista, nacida y radicada en Bogotá. Colabora en distintos medios colombianos cubriendo temas sobre mujeres, diversidades sexogénericas y medioambiente. Pero sus intereses también pasan por el diseño, la literatura, la gastronomía y el amor.

Periodista, nacida y radicada en Bogotá. Colabora en distintos medios colombianos cubriendo temas sobre mujeres, diversidades sexogénericas y medioambiente. Pero sus intereses también pasan por el diseño, la literatura, la gastronomía y el amor.

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