Cómo hacer el registro fotográfico de su obra de arte
Hemos conocido gran parte de las obras de la historia del arte a través de registros gráficos de ellas. Cuando un creador necesita presentar su trabajo a convocatorias o mostrarlo a través de sus redes sociales, la calidad del registro puede marcar la diferencia. Aquí, algunas claves.
as fotografías de obras de arte se convierten en un suministro para construir la historia del arte, para navegar entre el pasado y el presente. ¿Qué pasa cuándo una obra es efímera? ¿O si la obra pasa a una colección privada? Y si un artista quiere presentar de nuevo un trabajo en otro espacio, ¿cómo lo propone? ¿Y si llega una pandemia y las exposiciones se vuelven virtuales? Según Susan Sontag, se pueden democratizar las experiencias traduciéndolas a imágenes. La fotografía es entonces una herramienta para transportar una obra hacia otros lugares, otros tiempos. Es el medio para que un artista pueda ampliar sus fronteras y a la vez construir su propia memoria.
Por fuera de cualquier circuito del arte, sin aviso, María Teresa Hincapié realizó por primera vez su performance Vitrina en un local sobre la Avenida Jiménez, en 1989. El único registro que quedó de esa acción, ese día y esas horas, de la artista armenia, considerada una de las pioneras del performance en Colombia, fue el registro fotográfico que realizó el artista, también colombiano, José Alejandro Restrepo. La artista repitió Vitrina en 1991 durante la Bienal de Bogotá, pero esta vez en medio del circuito del arte como una obra expuesta en el Museo de Arte Moderno. Entonces las fotografías que José Alejandro Restrepo captó dos años antes son y serán el único rastro, la única crónica-retrato de ese perfomance que fue un acto secreto-público y espontáneo.
Este artículo es una invitación a iniciar su propio libro visual de memorias de artista, a darle una vida propia a sus obras explorando el registro fotográfico de las mismas.
Puesta en escena
La fotografía de un objeto de arte está desprovista del contexto de una galería, un museo o cualquier otro entorno. Es la imagen sola proyectada en una pantalla o impresa, entonces cualquier información que acompañe el objeto de arte retratado será complementario o será una distracción.
Para Malraux, escritor francés, el registro fotográfico convierte al objeto de arte en una obra autónoma, porque adquiere nuevos significados e incluso usos. Por eso es clave pensar en cómo se quiere proyectar esa obra, qué se quiere destacar o qué sensaciones espera despertar con sus fotogafías. En esa puesta en escena se refleja el modo en que el artista entiende y asume su trabajo. Se vuelve, a la vez, la carta de presentación para cualquier residencia, beca, exposición o en general, para cualquier espacio expositivo, comercial o educativo.
En ese sentido, el escenario para fotografiar la obra de arte es un elemento fundamental a la hora de retratarla. Si por ejemplo la intención es destacar la práctica pictórica de una pieza bidimensional, lo ideal será colgarla sobre una pared blanca o gris clara. Como si se quisiera exponer en un espacio como un único y protagónico personaje que espera ser contemplado. Para ello, el lente de la cámara debe estar alineado con el centro de la obra. Ahora, si en cambio estamos frente a una obra escultórica en vidrio, cuya intención es pensar en las transparencias, se puede plantear una instalación en donde, en el momento de fotografiarla, se capte algún elemento que puede verse a través de la pieza.
La fotografía es luz
Según el filósofo Roland Barthes no deberíamos hablar de una cámara oscura, sino de la cámara lúcida porque finalmente una imagen es posible gracias a la luz. Decía Barthes que “en latín "fotografía" se diría: "imago lucis opera expressa" es decir: imagen revelada, "salida", "elevada", "exprimida" (como el zumo de un limón) por la acción de la luz.”
De modo que en el momento de realizar el registro fotográfico de una obra, la puesta en escena deberá contar con suficiente luz. Ya sea con luz natural o luces especiales, se puede jugar para resaltar en la fotografía aspectos de la obra que de otra manera no serían evidentes. Si se piensa, por ejemplo, en una escultura dorada que al iluminarse se potencia como objeto, la luz le da movimiento y además se expande con su propia sombra, en la fotografía debería buscarse la manera de captar estos elementos. Captar ese instante hipnótico de la obra.
Se trata de jugar con lo que se tiene, ¿en qué momentos del día entra mejor el sol de la casa o taller? ¿con qué luces se cuenta además de la luz del día? Con un kit de luces sin duda será más fácil, pero en caso de no tenerlo es ideal identificar el momento y lugar más claro del día y ayudarse con las lámpara que se tengan a la mano. Rodear el objeto de arte con sábanas blancas o pliegos de papel blanco, por supuesto sin que aparezcan en el encuadre, pueden ser útiles para aclarar el espacio.
Un recorrido por la obra de arte
En el registro fotográfico la obra de arte pierde sus proporciones, la foto de un retrato miniatura se ve igual a uno de dos por dos metros. Por esa razón, una vez se hayan capturado imágenes de la pieza sola, se pueden sumar elementos en el escenario que den una idea de la escala. Como por ejemplo, fotografiar un dibujo miniatura en la palma de una mano.
Para Malraux, lejos de arruinar el aura de una obra de arte, su registro fotográfico permite realzar todas sus dimensiones, todo su espesor. Por eso no está de más un recorrido fotográfico por la obra de arte eligiendo sus ángulos más fotogénicos, jugando con la luz y con diferentes alturas. Se puede incluso explorar como de la misma obra se reproducen otras. De pronto el detalle de la pieza se convierte en otra pequeña obra, ¿una prótesis? Y luego al ver el todo, el plano general de la obra es un esamblaje de detalles seductores.
Memorias visuales
El trabajo de un artista se construye a partir de la imagen, en ese sentido el registro fotográfico de sus obras se convierte en su biografía, en sus memorias y en su hoja de vida. Es una proceso que toma tiempo, que está mediado por la prueba y error y que, eventualmente, será una constante en la práctica del artista.
El registro fotográfico de la obra en términos prácticos es el archivo visual del artista, un insumo para seguir nutriendo una historia del arte y un medio para presentarse en diferentes círculos. Pero el ejercicio de fotografiar el objeto también es otra forma de explorar nuevas lecturas de su propio trabajo, es un espacio para reevaluar, revisar, revisitar, retomar, corregir, repensar, releer, reencontrarse con sus procesos y consigo mismo.
Consejos prácticos
- Conseguir una cámara de fotos que permita ajustar manualmente los parámetros para capturar la imagen: El ISO y la apertura de la cámara son muy importantes para obtener imágenes claras, nítidas y brillantes. ISO es la sensibilidad del sensor a la hora de captar la luz. Cuanto mayor es el número, más sensible a la luz y más tosca la imagen. En este caso, para capturar imágenes muy nítidas el ISO deberá ser bajo. Las tomas de estudio generalmente se toman a ISO 100. Por otro lado, el número f de la apertura de la cámara ajusta la cantidad de luz que pasa a través del lente haciendo que la apertura sea más grande o más pequeña. Cuanto mayor sea el número, menos luz pasa. Con una DSLR, el rango ideal para fotografiar obras de arte es entre f-8 y f-11.
* Lo ideal es configurar el temporizador de la cámara en cuatro o cinco segundos para que, al presionar el botón del obturador, no se produzca una sacudida en la imagen.
Es necesario un trípode, una mesa o en todo caso una superficie plana para que la cámara este recta y quieta.
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