Cosas que aprendimos del porno
La pornografía es lo más buscado y consumido en internet. Aunque muchos lo nieguen, todos hemos pasado largos minutos viendo algún (o todo) tipo de videos y fotos. Como en Bacánika nos gusta ser constructivos, hemos sacado quince lecciones del sexo explícito.
No sobra aclarar que esta lista es sólo apta para mayores de edad.
Cualquier excusa y lugar son buenos para tener sexo.
El mejor trabajo del mundo es repartir pizza.
Las mujeres siempre usan tacones altos a la hora de dormir y los hombres no usan calzoncillos nunca, mucho menos a la hora de dormir.
La raza humana ha evolucionado y ahora la gente nace sin un solo vello en el cuerpo.
Todo hombre es ambidiestro.
Los audífonos siempre serán tus amigos (a un volumen moderado, por supuesto, en caso de que alguien entre al cuarto).
Los plomeros siempre están buenos y las secretarias siempre están buenas.
Venus es más que un planeta.
La estática del televisor jamás fue un problema para disfrutar del séptimo arte.
Si falla el examen escrito, siempre queda el oral (guiño, guiño).
Todos los sofás y sábanas del mundo son blancos.
Todos los negros lo tienen increíblemente grande y todos los orientales lo tienen increíblemente chiquito.
Nada es más predecible que el final de una escena porno.
Lo que más les gusta a las mujeres y a los hombres gais o bisexuales, lo que más satisfacción les da, es que eyaculen copiosamente sobre sus caras.
No se puede tener un orgasmo sin decir “oh, sí”.
Advertencia políticamente correcta: no creemos que nada de lo anteriormente mencionado sea cierto.
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