En los taches de Rock al Parque
El rock, el metal, el blues y las fusiones han tronado en Bogotá desde hace más de veinte años, haciendo que la ciudad salte sin parar. Esto es lo que ocurrió en el Festival Rock al Parque 2015.
En Bacánika vivimos la fiesta del rock entre crestas, pogos, narices rotas, manos cornudas y mucha agua. Los insolados y/o resfriados asistentes al festival, menearon la cabeza bajo la lluvia hasta la media noche, esto fue lo que nos encontramos.
DÍA 1
l primer día de Rock al Parque estuvo un poco lluvioso pero eso no detuvo la celebración. Fue una fiesta musical en la que pudimos vivir en la Media Torta el ska de Los Mentas, que calentó el escenario; luego, los asistentes se fueron lejos del planeta con el pop fundido de Manuel Medrano, que hizo llorar a más de uno. Nacho Vegas, con su folk-rock, fue uno de los más coreados; claro, esto hasta que el mexicano Juan Cirerol se subió en la tarima y, con su armónica y su guitarra, le puso el toque norteño a la tarde. Para cerrar, Celso Piña y su banda acabaron con el hielo de la noche con cumbia líquida, acompañados de Pato, de Control Machete. Así cerró un día en el que los sonidos alternativos se tomaron el centro de Bogotá para demostrar que no importa la etiqueta o el instrumento, mientras haya gente bailando y coreando Rock al Parque sigue.
Mientras tanto, en el Simón Bolívar el metal, como siempre, demostró ser un excelente conductor de energía. El festival, además de vestirse de negro, de llenarse de kilómetros de cuidadas cabelleras, y de sonar a voces guturales, fue el escenario en el que desfilaron varios personajes, cada uno con su propia historia, demostrando que Rock al Parque, además de ser uno de los grandes epicentros musicales de América Latina, es ante todo cultura de paz (léase en gutural).
Vimos que los metaleros también se dan besos con sus parejas, fuimos testigos de los trabajos legales e ilegales que se gestan a partir del festival, vimos madres con sus hijos pequeños en primera fila escuchando a Tears of Misery, vimos personas que se dan una siesta entre banda y banda… en medio de la lluvia y el sol, las agrupaciones de este día lograron concentrar rostros de todas las edades que sacudían sus cabezas al redoble de la batería.
MEDIA TORTA
PARQUE SIMÓN BOLIVAR
DÍA 2
pesar del día gris y lluvioso que la mañana auguraba, Rock al Parque se llenó. Incluso el cielo se vio adornado por muchas cometas. Fue una tarde en la que el punk, la gaita, la electrónica y las raíces africanas se mezclaron en el Simón Bolívar.
Nekromantix (lidiando con algunas fallas de sonido) ayudó a despejar las nubes. Después, Triple X (repitiendo fallas técnicas), Total Chaos, Ataque en Contra, Atari Teenage Riot, Koyi K Utho y P.O.D. fueron los encargados de hacer que el escenario Plaza retumbara con el sonido animal del rock en todo su esplendor. Un momento muy emotivo fue cuando el vocalista de The Coup, Boots Riley, cantó a todo pulmón "Black flag" con Atari, la banda que tuvo a la gente rompiéndose el cuello (y los oídos) de principio a fin.
El escenario Bio dejó claro que los límites del rock no existen: agrupaciones como La Real Academia del Sonido, Zalama Crew, The Coup, Ilabash y Sierra Leone's Refugees All Stars trajeron tambores y ritmos propios del África, San Andrés Islas y del Pacífico a la fría Bogotá con un mensaje de resistencia y alegría.
Finalmente, el escenario Eco fue un viaje desde la cumbia espiritual de Chancha Vía Circuito hasta el palenque de Mitú; Átom Tm le puso el toque puramente electrónico y Dub de Gaita se llevó aplausos y caderas derretidas. Por último, Nortec dejó su cuota norteña y hasta los perros bailaron en el domingo de Rock al Parque.
DÍA 3
a tercera jornada de Rock al Parque dejó a más de uno con la cara y los brazos quemados por el sol y por la música que desde las 2:00 p. m. tronó en el Simón Bolívar.
Pulenta, Providencia, Che Sudaka (con un espectáculo que conectó a todos los asistentes), Los Cafres y Yooko fueron los encargados de hacer temblar el escenario Plaza con funk, ska y reggae hecho crema en la caliente tarde bogotana. Mientras tanto, el metal progresivo se tomó el escenario Eco con Entropía, Putrilus e Implosion Brain, quienes a pesar de no tener la melena estereotípica del género hicieron un show lleno de estridencias y demencia inagotable; A.N.I.M.A.L. demostró que es un verdadero clásico y los sonidos fuertes quedaron muy arriba en las dos tarimas pequeñas. Rocka puso a corear a la gente que estaba en el escenario Bio, mientras los españoles de Cápsula pusieron a viajar el rock hasta los confines de la psicodelia para abrirle el paso a una tanda de punk, hardcore y metal que llegó a la cima con Soziedad Alkohólika e Ill Nino.
Al caer la noche, Vetusta Morla dio el que, según su vocalista, ha sido el concierto ante el público más grande de su historia. Después de Diamante Eléctrico empezó la lluvia y Sum 41, a su manera, dijo que este era un show muy especial: se trata de la primera vez que la banda canadiense toca en Latinoamérica (incluyendo un medley de canciones de Metallica) y el público, que tenía el parque completamente lleno, lo agradeció.
Para el cierre, Café Tacvba tocó buena parte de Re –su álbum más representativo, que está cumpliendo 21 años, al igual que Rock al Parque– además de sus más grandes éxitos hasta casi la media noche. Una de las conclusiones fue que el amor es llover (y bailar).
Quedamos exhaustos, quemados y lavados por la lluvia pero satisfechos y en espera de una nueva edición de Rock al Parque.
© Fotografía: Andrea Melo | Ed Ladino | Nathalie López | Chilango Páez | Manuel Rodríguez | Erick Espejo
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