Volver a la FILBo en 2022
Regresa el evento cultural más grande del país. En medio de la enorme variedad de productos editoriales, conversaciones y experiencias, los independientes aportan una significativa oferta alternativa. Estas son algunas recomendaciones para tener en cuenta en su visita a la Feria del Libro de Bogotá.
Después de dos años, de 730 días en los que pareció que el apocalipsis nos iba a matar de aburrimiento en una espera eterna en pijama y con home office, resulta extraño que todo en estos pabellones parezca lo de antes, lo de siempre. De no ser por los tapabocas, la Feria Internacional del Libro de Bogotá parece la de antes, la de siempre. De nuevo están ahí todas las edades, los curiosos y los que saben qué vinieron a preguntar, los libreros que siempre están y los que se estrenan, los autores célebres que no sabemos por dónde es que pasan y los que pasean entre todos con la tranquilidad que ofrece, en la mayoría de los casos, ser conocido por las palabras que escribimos y no por la cara que nos tocó en suerte. Ahí está, la edición 2022 de una de las ferias librescas más grandes del continente, de habla hispana, la de un país que no se caracteriza por ser muy lector, pero que sí lo hace por la calidad de sus escritores y de muchas de sus editoriales. Ahí están las puertas abiertas desde hace unos días, esperándonos para el reencuentro que tanto nos ha prometido la Feria a través de sus redes.
Empecemos por las dos increíbles oportunidades que nos traen como plato fuerte: escuchar a la gran escritora argentina Camila Sosa Villada o al extraordinario poeta y narrador rumano Mircea Cartarescu. Sepa que si no conoce a esos dos invitados, verdaderas estrellas del firmamento literario –y a mucho mérito por la calidad inverosímil y punzante de sus libros de poesía y narrativa–, ya valdría la pena que se anime a oírlos y, ojalá, a comprarlos y leerlos. A parte de Las malas, la novela de Sosa Villada que la disparó a la fama, déjeme recomendarle su poemario –mejor aún si nunca ha leído poesía– La novia de Sandro. Por parte de Cartarescu, Siglo del Hombre vende toda su obra traducida al español por Impedimenta y en especial, recién trajo una enorme selección de su poesía, al fin traducida.
El invitado de honor de este año es Corea del Sur. Su pabellón incluye stands amplios con distintas temáticas que van de la música a la lengua coreana, y entre los que se encuentra el de la librería Lerner con una selección en español e inglés de narrativa escrita y gráfica, ensayos (claro, especialmente Byung Chul Han, y mucho sobre Zen y filosofía de inspiración budista) además de algo de poesía coreana. No es tanta como sería deseable, pero ya es bastante más de lo que vemos usualmente –es decir, casi nada–. Destaca en especial la importación que hicieron de la editorial argentina Bajo La Luna, la cual se ha esforzado por verter a nuestra lengua a varios de los más reconocidos autores de ese país. En el pabellón de Corea también hay una enorme mesa redonda con decenas de libros en coreano para acercarse a esa otra escritura alfabética. No deja de ser increíble que un evento como este nos ofrezca la oportunidad de volver a ver una página sin entender las palabras y los significados, de observar con ignorancia y humildad la escritura de otros seres humanos. Por lo menos a mí, en medio del exceso de información y certezas en que vivimos, me parece un acontecimiento en sí mismo, una verdadera oportunidad para entender lo mucho que nunca conoceremos, escucharemos, leeremos, comprenderemos.
En el pabellón de editoriales independientes también hay mucho que ver. Se destaca, y de lejos, el hermoso stand del Colectivo Huracán, un grupo de editoriales pequeñas y medianas con propuestas meritorias que han aunado esfuerzos para robustecer su presencia y distribución. Huracán incluye entre sus estanterías a pesos pesados como Animal Extinto, que está lanzando En el vientre de la bestia, un potente libro de ensayos de Stephen L. Talbott en clave de escritura de naturaleza, propuesta a celebrar en nuestro país pues se trata de uno de esos géneros que solo suelen traducir o publicar las españolas Capitán Swing y Errata Naturae. Entre las filas de Huracán también aparecen integrantes más recientes de este paisaje libresco. Valga mencionar a dos: primero a Enredadera Editorial, nacida en 2019, que a parte de tener ya libros sublimes como una antología de Alfonsina Storni o uno que reúne a Lucrecio y a Vicente Huidobro, están lanzando una nueva traducción de una novelota francesa de los años treinta, El fuego fatuo de Pierre Drieu la Rochelle; y segundo a Zaíno Editorial, la cual acaba de nacer y salir al mercado con dos novelas extranjeras de autores jóvenes: El ciempiés bicéfalo del mexicano Carlos Ferráez y Un cielo de juguete de la chilena Sofía Carrère. La Diligencia, la distribuidora independiente más grande del país, también hace gala de las muchas novedades que tienen para ofrecer en narrativa Laguna y en poesía y ensayo Luna Libros, las editoriales más grandes que incluyen entre sus representados, así como nuevos integrantes como Tormenta con hermosos libros de artista, entre mucho, mucho más.
También hay sorpresas, como el lanzamiento de ¿Quo Vadis, Sánchez? de la editorial deportiva Caballito de Acero: una novela satírica y vanguardista sobre el trompo, recién recuperada y traducida por primera vez del Catalán después de 90 años, y por la cual podría llevarse un trompo si es uno de los primeros 40 afortunados en comprarla, como el autor de estas líneas. En el stand de Rey Naranjo-Santo y Seña, destaca una novela gráfica sobre la vida de Pablo Neruda que pinta muy bien, además de Imagine: reflexiones sobre la paz, traducido y editado por Artimaña Editorial, un libro titánico de fotoperiodismo y crónica sobre las guerras y los procesos de paz más difíciles e impresionantes del siglo XX. Un libro que además fue realizado hace un par de años bajo el patronazgo de VII Photo Agency, una de las casas de fotoperiodismo más importantes del planeta. Y eso por mencionar solo algunas de las joyas que puede encontrar entre esos pasillos. De entrada, lo maravilloso de las ferias y los libros es que no caben ni en una reseña ni una crónica. Hay que ir por ellos.
Me siento haciendo tareas ajenas, pero creo que con la campaña de expectativa tan floja que hizo la FILBo hace falta recordar que los libros viven del reencuentro, del nosotros en primera del plural, y que las mejores lecturas, las que podrían cambiarnos la forma en que vemos el mundo, llegan por medio del diálogo entre desconocidos y seres queridos, entre libreros, escritores, editores y lectores. No deja de ser maravilloso ser testigo de que el libro haya sobrevivido al Covid-19, después de la quema de Alejandría, la Peste, el Cólera y la Influenza, además de numerosas guerras y otras catástrofes. Algo tienen y aquí siguen, esperando en el silencio de sus páginas. Le sugiero, por eso, que mejor me deje de leer y se vaya para Corferias.
Si la quiere consultar para organizar su visita, la programación completa de la FILBO 2022 la encuentra en el siguiente enlace.
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