Cinco libros sobre gatos para celebrar su día
Los felinos no solo protagonizan memes y stickers, son también las figuras centrales de novelas históricas y psicodélicas y de libros de cómics. Aquí cinco mininos para celebrar el día internacional del gato y ampliar sus bibliotecas.
Desde la Antigüedad, el gato ha sido un animal temido y reverenciado por una extensa diversidad de culturas. En Roma antigua, por ejemplo, esta mágica criatura representaba la independencia y era celebrado con la alocución “Libertas sine labore” (Libertad sin trabajo), convirtiéndose en el único permitido en los templos. Mientras tanto, en Egipto, el gato está asociado con Isis (Diosa madre) y Bastet (deidad asociada al amor, la protección y la armonía). En Japón, los gatos representan la buena fortuna, especialmente los negros, y son la base del desarrollo de los nekomata, el bakeneko y el gotokoneko, todos yokai del folclore de esta región asiática, esto es, una suerte de demonio o espíritu con habilidades especiales por encima de la de los seres humanos. En el mismo país del sol naciente los Maneki-neko, esculturas de gatos populares en los negocios, invitan a la buena fortuna mientras sostienen una moneda antigua (llamada koban) en la mano derecha y están ornamentados con un cascabel en el cuello para ahuyentar a los malos espíritus.
Con la importancia cultural del gato apenas es lógico que su presencia se proyecte a cualquier tipo de medio que sirva para contar historias. En la literatura su participación ha sido extensa, protagonizando algunas historias fascinantes como la de “El gato con botas”, recopilada de la tradición europea por Charles Perrault a finales del siglo XVII, aún hoy es un relato emocionante para las generaciones a pesar de su moral ambigua. El gato puede producir terror por la creencia que lo asocia con la brujería, lo que lo convierte en el objeto ominoso predilecto de algunas plumas sombrías, como en el relato de 1843 de Edgar Allan Poe, en el que un hombre alcoholizado acaba con la vida de su compañero Plutón para hundirse en un espiral decadente que le cuesta también la cabeza a su amada esposa. En Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, El maestro y Margarita, de Mikhail Bulgakov, o en Kafka en la orilla, de Murakami, aparecen gatos parlantes o similares a los seres humanos. Y la lista continúa. En el marco de la celebración del Día Internacional del Gato elegimos cinco libros sobre gatos que quizás no tenían en el radar para celebrar a uno de los animales más queridos de mitos, relatos y hogares.
El gato que venía del cielo
Takashi Hiraide (2002)
Editorial: Alfaguara (2015)
El poeta y académico Takashi Hiraide sorprendió al mundo en 2002 con su primera novela, alabada por el propio Nobel Kenzaburo Oé y ganadora del premio Kiyama Shohei por sus méritos narrativos. El gato que venía del cielo se sitúa en el nuevo hogar de una pareja que escapa de Tokio y que decide construir su vida en la tranquilidad de los suburbios. Allí, un misterioso visitante de cuatro patas decide adoptarlos como sus nuevos dueños, tejiendo una red de intrigas en torno a su presencia que desaparece y regresa al nuevo hogar a sus anchas. Chibi, como deciden nombrar al visitante, es una criatura entrañable moteada de blanco y negro que vive a plenitud la idea de libertad mientras desordena la rutina doméstica de los humanos que ha empezado a querer, a su manera. Es una novela profundamente enternecedora sobre el espacio y la propiedad y cómo esas nociones se alteran con la llegada de un animal a nuestra vida. Para quienes tienen el beneficio de encontrar la compañía en un gato es aún más profundamente conmovedora y evocativa. Sin embargo, cualquiera es susceptible de sentir el más hondo afecto por estas criaturas luego de la lectura de este libro, así no haya tenido que vaciar y limpiar una arenera o pasar horas jugando con un láser contra la pared para el deleite de un amigo de cuatro patas.
Las siete vidas del Gato Fritz
Robert Crumb
Editorial: Ediciones la Cúpula (2016)
Robert Crumb es uno de los nombres claves de la contracultura de Estados Unidos durante el convulso siglo XX. Escritor, músico y caricaturista, el nativo de Filadelfia es uno de los principales precursores del movimiento del underground comix, una serie de publicaciones de pequeño tiraje por fuera de la estricta mirada de la Comics Code Authority que alcanzó la popularidad en la década de los sesenta y setenta. Este tipo de publicaciones retrata explícitamente la violencia, escenas sórdidas de sexo y el uso indiscriminado de drogas y sustancias. Seguramente no lo primero que uno podría pensar al evocar el manido eslogan de “paz y amor”. El Gato Fritz es uno de sus personajes principales y debe su popularidad, en parte, a las adaptaciones fílmicas animadas que se hicieron de sus oscuras aventuras en 1972 y 1974. Fritz se burla de todas las convenciones de su época y es un experto estafador. Hedonista, egoísta y de moral laxa, este gato encuentra siempre la manera de complicar su vida y la de todos los que le rodean en cada una de sus rocambolescas escapadas. Es un personaje clave del cómic independiente que aún hoy continúa siendo refrescante.
Opio en las nubes
Rafael Chaparro Madiedo (1992)
Editorial: Fundación A. Ross (para la edición de 2012)
Es extraño pensar que una de las novelas fundamentales de la narrativa urbana bogotana haya cumplido ya treinta años. Ubicada en una Bogotá que tiene mar y no tiene ciclovía, Opio en las nubes fue el único libro que publicó en vida Rafael Chaparro Madiedo y con el que recibió en 1992 el Premio Nacional de Literatura. Esta novela psicodélica, cinematográfica y con una narración anclada en la sinestesia cuenta la historia de varios y tristes personajes que habitan una urbe derruida, tras un apocalipsis del que nunca se habla. Sin duda, el gato Pink Tomate, quien funge como uno de los narradores, es uno de los personajes más recordados de este texto en el que asesinos, travestis y hombres tristes circulan por una ciudad espectral y rota. “Soy Pink Tomate, el gato de Amarilla. A veces no sé si soy tomate o gato. En todo caso a veces me parece que soy un gato que le gustan los tomates o más bien un tomate con cara de gato. O algo así”, cuenta el peludo en su primera aparición, que abre también el libro. Como metáfora, Pink funciona como un símbolo de la soledad urbana, como un animal que recorre las calles sin rumbo en busca de algo que se le ha perdido y que necesita encontrar. El problema, sin embargo, es que no entiende qué es lo que ansía y procura. Como tantos de nosotros.
Yo soy Pusheen
Claire Belton (2013)
Editorial: Plataforma (2015)
Cuando Facebook era la red social principal, Pusheen fue la gata más querida del Internet. Ideada por Claire Belton sobre la idea de una gata que adoptó de un refugio, Pusheen se convirtió en el sticker favorito de los chats de Telegram y Facebook. Su ternura hiperbólica la convirtió en uno de los gatos más amados de la ciberesfera, compitiendo en popularidad con el Nyan Cat y el cénit de los memes de gatos, también llamados LOLCats, que empezaron a volverse el lenguaje común de foros y comunidades desde el 2006. Yo soy Pusheen explica en forma de cómic las diversas actividades de esta gata con ilustraciones adorables, algunas tomadas de la página web que Belton había creado para su mascota ilustrada en 2010. Para quienes no están familiarizados con la felina, aquí algunos datos: su cumpleaños es el 18 de febrero, su comida favorita son todas, su palabra favorita es “miau”, su mejor atributo son las almohadillas de sus patitas y sus hobbies incluyen mantener un blog y dormir. ¿Qué más necesitan?
Soy un gato
Natsume Soseki (1906)
Editorial: Impedimenta (2022)
Esta novela se desarrolla en el núcleo de la burguesía durante la Era Meiji en Japón, momento clave de la sociedad nipona por el peligro de aculturación por las prácticas, tecnologías y costumbres de Occidente, que poco a poco estaban enquistándose en el cuerpo social de la era, poniendo en peligro la identidad de los habitantes del país asiático. El gato anónimo que narra esta novela reflexiona sobre las maneras de los humanos que lo rodean, convirtiéndose en un crítico de los procesos sociales y, al mismo modo, sirviendo como puerta de entrada a la cultura japonesa para nosotros los occidentales. Soy un gato es una de las novelas que, al traducirse, empezó a despertar el interés por la cultura oriental desde la otra orilla, demostrando cómo un pueblo puede estar atento al progreso mientras honra las prácticas ancestrales de quienes erigieron los primeros muros de su civilización. Es un texto satírico y muy divertido que presenta a un narrador grandilocuente y filosófico que, en su afán por deslumbrarnos, termina conmoviéndonos con sus ocurrencias y reflexiones. Natsume Soseki es un autor de paso que entiende los difíciles procesos que suceden en su geografía originaria y los explora con habilidad para que, a más de un siglo de su publicación, siga resultando en un texto emocionante y lleno de momentos de risa.
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