Casi una fantasía hecha música
El Halloween suena a gringo. No todos son brujas y películas de terror: la música colombiana también puede transportarnos a las fiestas paganas.
Estamos en pleno mes de los dulces, de los niños, de los disfraces y del arrastre vertiginoso a la Navidad. Muy seguramente todos recordamos los vestidos con los que por una noche podíamos convertirnos en el superhéroe de moda, la princesa perfecta o el monstruo más espantoso. La música que acompañaba estas grandes jornadas era lo de menos pero así, poco a poco y sin saberlo, fuimos tejiendo modelos casi caricaturescos de personajes que se quedaron en nuestros cuerpos para siempre.
Si usted es de aquellos a los que les gustan la extravagancia, la irreverencia o los esquemas rotos en la música, pues le contamos que en este mismo país, en el que la mitad de los niños cree en Papá Noel y la otra en el Niño Dios, tenemos talento como salido de la fantasía. Se trata de artistas que a punta de trasegar en el bosque oscuro de las oportunidades para los artistas independientes, han logrado concebirse alrededor de la música que presentan, generando polémica, capturando la atención y viviendo situaciones de fantasía que los llevan a vivir dentro de su propia complejidad.
Comenzaremos viajando a Santander: allí, en el oriente del país vive un músico cuyo concepto tanto en el vestuario como en sus canciones y su espíritu, no tiene comparación. Es Edson Velandia, digno heredero de la estirpe de su padre –el músico campesino y humorista Germán Velandia–. Él ha sido capaz de socializar letras subidas de tono y de dirigir una orquesta clásica con un machete. Para su público es perfecto, no importa si se llama Cabuya, Velandia y la Tigra o simplemente Edson, sus creaciones pintorescas lo llevaron incluso a despertar la creatividad de niños y niñas del Jardín Infantil La Flor Dorada y crear Sócrates, un trabajo de lujo, inteligente y sagaz, hecho por y para niños y niñas.
Ahora volemos con las alas de la Mariposa Solar, la cantautora colombiana dueña del sonido electropopklore que lleva mensajes de amor, esperanza y misticismo. Su concepto fantástico incluye melodías ancestrales en sus canciones, una carga fuerte de diseño gráfico en sus videos, vestuario muy natural y hasta un marcado encanto en el arte de sus discos.
Pongámonos un poco más galácticos y viajemos con el sonido futurista de la agrupación La Poderosa. Oriundos de Barranquilla pero con profundas raíces cordobesas y sucreñas, transportan a sus seguidores al espacio sideral de los sintetizadores y la música electrónica combinados con los sonidos de porros, gaitas y fandangos. Todo ello, enmarcado en los lentes y trajes estelares de sus integrantes: no importa si es de noche o de día.
Y pues ya entrados en gastos, regresemos a la infancia y conozcamos a un músico colombiano al que quizá su corazón no le ha permitido dejar aquellos tiempos maravillosos y, por eso, desde hace ya bastante se convirtió en uno de los pioneros de la canción infantil en Colombia. Es Jairo Ojeda, cantautor, pedagogo e incansable luchador de la educación de los niños, trabajo que lo ha hecho merecedor de varios reconocimientos en importantes festivales y concursos.
Podríamos seguir con otros tantos y tantas en la lista; sin embargo, lo realmente importante es alejar primero que todo a los más pequeños de sonoridades maliciosas, recordar con cariño nuestra infancia y descubrir que el talento no tiene horario, ni fecha en el calendario.
@jennyconsabor
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