El futuro de las criptomonedas está en riesgo
En solo una semana se han caído tres de los socios financieros principales de estas divisas. En este punto, todo está en duda para los inversionistas de esta economía.
La industria de las criptomonedas necesita de la banca. Sin un socio bancario, este sistema financiero, basado en monedas digitales, no puede aceptar depósitos en dólares a cambio de servicios o a cambio de tokens, ni puede pagar a sus empleados o proveedores. La búsqueda de construir un sistema paralelo libre de intermediarios depende, de manera desafortunada, de un acuerdo con esos mismos intermediarios: los bancos. En semanas pasadas varios movimientos, que van desde las políticas regulativas hasta la fuga de capitales, han puesto el mercado de las cripto monedas en un jaque del que es difícil escapar, a pesar de que los voceros de Bitcoin, Ethereum y similares quieran dar la impresión contraria.
Aunque su historia no es tan reciente, pues la idea de crear un tipo de dinero descentralizado data de 1998, las criptomonedas están en boca de todos y se han convertido en una piedra en el zapato para Wall Street desde la creación de Bitcoin en 2009. La poca confianza en el sistema financiera tradicional tras la caída del mercado inmobiliario en los Estados Unidos en 2008 permitió que estas divisas crecieran vertiginosamente como una forma de resistencia a los manejos no siempre prístinos de la banca tradicional. Sin embargo, su uso en operaciones ilegales en la dark web como la trata de blancas, la compra de drogas y armas, entre varias otras, ha generado una desconfianza en torno a este tipo de divisas.
Así el panorama, Wall Street naturalmente se ha mostrado reacio a trabajar con empresas de criptomonedas, por lo que muchos en la industria confiaron en solo dos bancos en los Estados Unidos, Silvergate y Signature, para sus transacciones, erigiéndose como dos instituciones invaluables para los clientes de criptomonedas al ofrecerles pagos en tiempo real y fuera del horario bancario tradicional. Sin embargo, durante la semana pasada, ambos bancos cerraron. Silvergate anunció en un comunicado de prensa que "A la luz de los recientes desarrollos de la industria y sus regulaciones, Silvergate considera que un cierre ordenado de las operaciones y una liquidación voluntaria es el mejor camino a seguir". Por otro lado, Signature hubo de retirarse del juego debido a una crisis de liquidez provocada por una cantidad desmesurada de retiros y falta de depósitos desde finales de 2022. Adicionalmente, el fracaso más discreto de Silicon Valley Bank se suma a este panorama y pone en duda la liquidez de las empresas digitales. En tal virtud, queda preguntarse qué pasará con las pequeñas y grandes empresas criptográficas.
La caída de las cripto monedas está aunada a la crisis financiera que vive los Estados Unidos luego de dos años de una política de interés cero para evitar la inflación. “El efecto de mercado resultante ha sido una violenta sacudida de tipos que se produjo durante un período de tiempo prolongado”, explica Forbes. Estas políticas impactan a las criptomonedas de la misma manera que impactan duramente a todo el sector financiero, pues los bancos cripto amigables dependían en gran medida de un balance económico que lograban a través de préstamos con bonos del Tesoro de los Estados Unidos. La desconfianza generada por la caída de FTX el año pasado impactó negativamente la mirada global sobre estas divisas digitales, por lo que Signature y Silvergate no lograron mayores utilidades. Este es el mayor colapso financiero de los Estados Unidos hace quince años.
Estas caídas y medidas regulatorias en el sistema bancario de los Estados Unidos tienen un impacto directo en la economía mundial, pues ya el Banco Central Europeo ha empezado a subir sus tasas. En este momento, las criptomonedas se enfrentan a varios problemas que podrían poner en peligro bienes digitales como los NFT, que han venido apareciendo en ámbitos tan diversos como el mercado inmobiliario como en las artes digitales, al depender directamente de divisas como el Ethereum. La paradoja es sencilla: las criptomonedas nacieron como una tecnología para descentralizar la banca tradicional, pero dependen de instituciones financieras acreditadas para poder crecer en el mercado de valores y presentar una fachada limpia, lejos del temor al lavado de activos o el narcotráfico. En ese sentido, la desconfianza generalizada que se desató el año pasado con la caída de FTX, la mayor criptoestafa de la historia, aunado a un escrutinio mayor por parte de las entidades oficiales pone en duda todo este modelo. A pesar de todo, Bitcoin se mantiene en alza, tendencia que se evidencia en varias criptomonedas, además de algunas que se encuentran aún en fase de lanzamiento como Big Eyes Coin. Así las cosas, y como apunta Coindesk, “(…) muchos señalaron a las criptomonedas como la causa. Pero las criptomonedas en realidad pueden ser la solución, no el problema.
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