El mundo en un contenedor
Sostenibilidad, diseño, innovación y, sobre todo, buena comida:
eso es lo que se encuentra en Zona Container.
En la calle 109 con 18C (una cuadra arriba de la 19) se destaca un edificio de colores fuertes y una textura que no parece destinada a una ciudad de montaña. En Bogotá no hay puertos ni ríos navegables ni mucho menos mar, por eso es que los contenedores contrastan tanto con el ladrillo: en esta sabana esas moles metálicas parecen destinadas a la basura. Pero desde hace unos años, varios diseñadores han reciclado estas estructuras para darles vida en forma de proyectos arquitectónicos.
Zona Container no es la primera construcción bogotana gobernada por el metal, pero sí se trata del edificio más alto del continente que se basa en contenedores. Este es un trabajo que consiste en algo más que arrumar cubitos: la estructura es antisísmica, cada vagón fue modificado para cumplir funciones específicas y el color toma un papel protagónico. La idea no es únicamente albergar una plaza de comidas –hay varias construcciones similares dispersas a lo largo de Bogotá– sino crear un espacio de oficinas y coworking en una de las zonas comerciales más movidas de la ciudad, especialmente dedicada al diseño interior y la gastronomía.
Y al hablar de plaza de comidas tampoco se refieren a comida rápida: además de sándwiches, calentados y hamburguesas gourmet, aquí hay cocina peruana, italiana, japonesa, mexicana, costeña, postres, cerveza artesanal e incluso un restaurante de gastronomía saludable y orgánica, todo a precios razonables.
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