Pasar al contenido principal

 

Escribe más de 3 caracteres

El nudo de la corbata

El nudo de la corbata

Ilustración

Renunciar al trabajo nunca es fácil. Menos cuando parece el trabajo perfecto.
Esta es la experiencia de un periodista que se aflojó el nudo de la corbata.  

separador

bacanika nudo corbata v1

“¿En qué momento la rutina se me convirtió en esto?”, me preguntaba una y otra vez en medio de cualquiera de las tres, siete o diez reuniones semanales que tenía, sobre todo y sobre nada, en las que casi siempre sucedía lo mismo: siete, diez, quince personas sentadas alrededor de una mesa de juntas, con sus portátiles al frente y sus corbatas y sus caras de estreñimiento, y un televisor que mostraba algún cuadro de Excel o una presentación de PowerPoint sobre todo y sobre nada, daba igual: tampoco cambiaba demasiado las cosas.

Y ahí estaba yo, refugiado detrás de un portátil también, con una corbata apretándome el cuello y tratando de entender por qué teníamos que reunirnos tanto; pero, especialmente, preguntándome una y otra vez qué carajos hacía en medio de esa sala aparte de esperar el momento de salir corriendo.

No siempre fue así, claro, pero de unos meses para acá, por razones que no vienen a cuento explicar aquí, todo cambió por completo: de repente tuve que empezar a ponerme una corbata cuando apenas un par de veces en la vida me había amarrado una al cuello (a principio de año me vi obligado a comprar dos vestidos en Arturo Calle y a buscar en YouTube un tutorial de cómo hacer el nudo), y a pasar casi tres horas diarias en un bus para recorrer media ciudad y llegar a una oficina ubicada en el piso 36 de un edificio en el centro. Sé que a mucha gente le toca peor, pero si uno hace cuentas dan ganas de sentarse a llorar: 3 horas diarias son 15 semanales, 60 mensuales y 720 anuales; es decir, 30 días: un mes entero soportando el trancón bogotano.

Acepté ese trabajo hace casi año y medio seducido por un buen salario y unas condiciones inmejorables que, cuando uno va a ser papá por primera vez, lo atraen como a niño en tienda de juguetes. Pero abrir unas puertas implica cerrar otras, y eso no es ningún secreto. Al principio las cosas fueron difíciles, aunque acabé mentalizándome en que todo mejoraría, y con el tiempo así fue: si bien nunca acabé de sentirme del todo cómodo, tampoco puedo negar que aprendí cosas.

Pero así uno trate de engañarse, tarde o temprano el segundero del reloj llega a cero. Fue entonces, al trasladarnos a esa oficina tan formal, y al cambiar de repente las reglas de juego, cuando el nudo de la corbata comenzó a apretar despacito, de a pocos, hasta ir asfixiándome. Comenzaron entonces las reuniones interminables, el escudriñar en informes de no sé cuántas páginas por datos precisos sobre exportaciones o inversión extranjera, y los eternos recorridos en bus para llegar a tiempo.

Hasta que hace unos días exploté.

No pude más.

Renuncié.

Parece fácil decirlo, pero el camino hasta pasar la carta fue más bien empedrado. ¿Quién en sus cinco sentidos va a dejar tirado un trabajo estable que, a los ojos de tantos, es cómodo y hasta envidiable? Y peor aún: ¿quién se atreve a irse de un sitio sin tener nada fijo, lanzándose al vacío, y con un hijo pequeño en casa? Tal vez hubiera sido más fácil escribir esto dentro de un par de meses, cuando –ojalá, vaya uno a saber– estuviera ya instalado en un nuevo trabajo y estas palabras sonaran más a un eslogan de “sí-se-puede” que todos nos repetimos, casi siempre, en los momentos en que la vida nos arrincona. Pero no es así: solo me queda buscar y tener paciencia.

De todas formas prefiero eso, aunque vengan momentos difíciles. No niego que tuve que pensarlo mucho: hubo algunos whiskies de más, varias sentadas con mi esposa en las que, lápiz y libreta en mano, echamos números para ver cómo mantenernos a flote mientras tanto, y un miedo que todavía no se va del todo. De hecho, no he logrado aún contárselo a los viejos: para mi padre, que duró casi veinte años ajustándose todos los días el nudo de una corbata y asistiendo a juntas llenas de gente seria, este era, quizás, el mejor trabajo que yo había tenido hasta ahora. Y eso que me gradué hace diez años.

Pero no digo todo esto para despertar lástima, qué va: lo hago por mí. Una de las mejores cosas que me dijeron por estos días me la soltó un amigo: “Hermano, si trabajar contento es jodido –me escribió por chat–, aburrido es imposible”. Y sí. Ya sé que es un lugar común, y que no es tan fácil, y que siempre habrá excusas, pero uno tiene que hacer algo cuando no puede dejar de preguntarse lo mismo todo el tiempo: ¿En qué momento la rutina se me convirtió en esto? ¿En qué instante la vida se me volvió así?

Estoy muerto de miedo pero también me siento aliviado: a fin de cuentas pienso que ya no voy a tener que recorrer media ciudad en bus, ni aguantarme –al menos por un tiempo, ojalá, quién sabe– una semana llena de reuniones interminables y, lo más importante, dejaré de sentir el asfixiante nudo de la corbata (eso sin contar con que podré ver a Emilio, mi hijo de ocho meses, más de una hora diaria).

Ahora, cómo voy a comprarle la leche es lo que todavía no tengo claro. Pero ya veremos: al final siempre sucede algo. Eso espero.

separador
Martín Franco Vélez

Escritor, periodista y editor nacido en Manizales en 1981. Ha trabajado en medios como El Tiempo, Cromos, Donjuán y Soho, donde fue editor internacional. Fue becario de la Fundación Carolina en Madrid (España). Tiene dos libros publicados: La sombra de mi padre (Planeta, 2020) y Gente como nosotros (Seix Barral, 2023). Lector empedernido, evita salir de su casa si no es para jugar al tenis o comerse un helado con su hijo.

Escritor, periodista y editor nacido en Manizales en 1981. Ha trabajado en medios como El Tiempo, Cromos, Donjuán y Soho, donde fue editor internacional. Fue becario de la Fundación Carolina en Madrid (España). Tiene dos libros publicados: La sombra de mi padre (Planeta, 2020) y Gente como nosotros (Seix Barral, 2023). Lector empedernido, evita salir de su casa si no es para jugar al tenis o comerse un helado con su hijo.

Cultura Pop
Le puede interesar

Mientras pasa este invierno, invitamos a Yoda a ilustrarnos esta antología de canciones para cantar a grito herido en medio de este clima gris.
Yoda
-Noviembre/22/2024
¿Se ha preguntado de dónde vino el objeto que le está permitiendo soportar los bochornos actuales? La autora nos cuenta en este refrescante texto.
Andrea Yepes Cuartas
Andrea Yepes Cuartas
-Noviembre/21/2024
Junto a varias invitadas especiales y más de 5.000 asistentes, el festival culminó cinco días de arte urbano lleno de mujeres referentes de las artes. Aquí un recap.
Cristina Dorado Suaza
Cristina Dorado Suaza
-Noviembre/20/2024
Con los años cumplir años no es lo mismo: estas celebraciones tan antiguas como la humanidad se pueden llenar de sensaciones complejas. Aquí una mirada.
Laura Daniela Soto Patiño
Laura Daniela Soto Patiño
-Noviembre/19/2024
¿Quién no ha quedado cautivo de esas imágenes que parecen salidas de una hermosa pesadilla? Aquí una carta de amor de un fan de esas películas.
Juan Sebastián Lozano
-Noviembre/18/2024
Si algo nos dejó claro este año es que cualquier banda es susceptible de resucitar. Aquí un homenaje a esas bandas se animaron a volver veinte años después.
Raúl Orozco (Raeioul)
-Noviembre/15/2024
Desde el Egipto faraónico hasta las cocinas de América, la levadura, la harina y el agua han hecho maravillas con la historia. El autor nos cuenta.
Juan Sebastián Sánchez H.
-Noviembre/13/2024
Tiny Lulo, Juanchaco y Caroca explorarán en tres activaciones en vivo todo lo que es capaz de hacer la Samsung Galaxy Tab S10. Te contamos los detalles.
Bacanika
Bacánika
-Noviembre/13/2024
¿Cuántas horas invertimos en crear piscinas, romances y cementerios? La autora nos recuerda esos días gastados en imaginar la vida adulta.
Mariana Martínez Ochoa
Mariana Martínez Ochoa
-Noviembre/12/2024
“Cuando sea grande” fue una frase con la que nos imaginamos cosas muy distintas a las que descubrimos con los años. Aquí algunos descubrimientos.
Gusanillo de tierra
-Noviembre/08/2024
Aunque son una compañía cada vez más popular, son pocos los que conocen las plantas que tienen en casa. Aquí se las presentamos para que las pueda cuidar.
Valeria Herrera
-Noviembre/07/2024
¿Cómo nacían los metaleros antaño en los hirvientes aires del Magdalena? En este capítulo de su libro sobre Master of Puppets, el autor nos cuenta.
Chucky García
Chucky García
-Noviembre/06/2024
Museos nocturnos, nuevos espacios y muestras nacionales e internacionales: aquí nuestros recomendados en Cali, Bogotá, Medellín y Cartagena para noviembre.
Mariana Martínez Ochoa
Mariana Martínez Ochoa
-Noviembre/06/2024
Que no lo vaya a coger la noche con el portafolio y los papeles: aquí está nuestra selección de convocatorias para creativos en lo que queda del año.
Bacanika
Bacánika
-Noviembre/05/2024
La noche de ayer en la gala de premiación en la Galería Nueveochenta de Bogotá, se dieron a conocer los nombres de los ganadores del galardón.
Bacanika
Bacánika
-Octubre/31/2024
Aparte del 31 de octubre, somos muchos los que nos hemos tenido que poner una de estas fachas para vivir un día de brujas en cualquier punto del año.
Colectivo Guacala
-Octubre/30/2024