La noche que mi madre mató a mi padre
Esta es una película española para recordar que casi todo lo que vemos es un montaje.
Isabel organiza una cena en su casa para recibir a un actor argentino que viene a España para un casting. Su marido (guionista y novelista) y su exmujer (directora de cine) quieren convencer al actor de que protagonice su próxima película. Pero al empezar la comida aparece el ex de la anfitriona y el encuentro pasa de la hipocresía a un enredo en el que nadie sabe para quién trabaja.
Esta es una comedia negra en la que nada es lo que parece. Como las novelas de Agatha Christie o el juego de mesa Clue, basa su trama en un asesinato que sucede en un lugar cerrado y pone al espectador en la tarea de encontrar al culpable entre un número limitado de sospechosos. Con un estilo muy español –que puede recordar desde clásicos como El ángel exterminador, de Luis Buñuel, hasta comedias absurdas como La comunidad, de Álex de la Iglesia–, la historia mantiene la sonrisa de la audiencia y provoca carcajadas cada cierto tiempo. Así se quita la solemnidad de una novela negra y se aleja del puro suspenso.
Lo que cuenta realmente esta película, además de la intriga, son las relaciones entre personajes que parecen muy civilizados, muy aristocráticos, capaces de relacionarse con el mayor respeto, pero que terminan revelando sus debilidades, sus locuras y su egoísmo ante la ambición.
“Hace ya unos años que, durante una cena de amigas, una de ellas comentó que la peor idea de su vida había sido invitar unas Navidades a su ex y a la ex de su pareja actual a cenar en casa. Aunque ella lo contaba muy enfadada, yo empecé a pensar que allí había una comedia estupenda. Fue en otra cena, en casa de Beatriz de la Gándara, cuando les conté a ella y a Fernando Colomo que estaba escribiendo una comedia con esta idea. Les gustó y decidieron producirla, así que Fernando y yo empezamos a escribir esta comedia de cenas y de ex, mientras Beatriz cenaba con unos y otros buscando el dinero para producirla”, cuenta la directora Inés París sobre el origen de La noche que mi madre mató a mi padre.
Detrás de la farsa del espectáculo y la supuesta modernidad y tolerancia de los personajes, está claro que, por muy bien que nos llevemos con alguien que ha sido nuestra pareja, siempre habrá cuentas pendientes.
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