Recomendado: El Pánico hecho libro
-Septiembre 27, 2019
Ana María López siente el pánico como una fuerza que sale de su pecho, y así lo dibuja. En Pánico, la novela gráfica que publicó la editorial Rey Naranjo, la ilustradora le da forma a esa sensación que la visita cada tanto y le tiende una mano a quienes conviven con monstruos similares.
A
na vive en Medellín, trabaja como diseñadora e ilustradora, y durante cinco años padeció un trastorno de pánico con agorafobia. El trastorno inició cuando ataques de pánico se empezaron a presentar con frecuencia, y la agorafobia, el temor a los espacios abiertos, cuando evitaba salir de su casa por miedo a tener un ataque en algún lugar donde no se sintiera segura.Pánico empieza con el primer ataque de pánico que Ana sintió. Un ataque que le partió el pecho en dos, y que al hacerlo liberó una fuerza que la hizo sentirse triste e incapaz de controlar esa tristeza durante los cinco años siguientes.
La novela gráfica, impresa en blanco y negro, utiliza el negativo para describir esos momentos de pánico: momentos donde el cuerpo de Ana se divide y de su interior emerge un ente que, como asegura el escritor Antonio García Ángel en la coda del libro, “aparece como un desdoblamiento, un alter ego del personaje principal”. Para Ana, ese alter ego es la personificación de “una sensación abstracta y amorfa que me invadía o que me dividía, que me desdibujaba o me dislocaba”.
Ana convivió con esa sensación durante cinco años, hasta que una amiga suya la vio teniendo un ataque y supo identificar que su vida no estaba echada a perder, como Ana creía, sino que necesitaba ayuda. Después Ana visitó a un psiquiatra que introdujo las palabras “trastorno de pánico con agorafobia” en su cabeza, y luego a otro, con quien empezó terapia y a tomar ansiolíticos. Recibir esa ayuda permitió que Ana aprendiera a controlar su trastorno, pero también le hizo darse cuenta de que no es la única persona en el mundo que se sentía como ella se sentía y, años después, que contar su historia podía llevar a otros a la misma conclusión.
En Pánico, Ana utiliza el dibujo como un medio para darle forma a sus emociones, y cuando empezó a pensar en la novela gráfica, se decidió a explorar otras maneras de hacerlo. La más obvia era dibujarse a sí misma con un gesto afligido e incluir un globo de texto donde pudiera explicar con palabras qué estaba sintiendo, “pero con el tiempo nació la inquietud de volverlo un poco más poético”.
Para ella el dibujo ha sido un recurso desde siempre: su papá fue publicista y dibujante, y le hacía historietas a Ana y a sus hermanas cuando eran niñas. Ella siguió ese camino y ha desarrollado el dibujo a nivel profesional como ilustradora, tomando de referencia el trabajo de artistas como Yoshitomo Nara, un japonés cuya obra retrata a niñas que expresan sus sentimientos de manera cruda y casi que rebelde. “Lo siento sincero y honesto, con poca sofisticación. Es lo que yo he intentado lograr y hacer: la emoción que siento, la vomito, la expreso”, dice Ana.
Así, el libro está lleno de viñetas donde el pánico se explora a través del humor y de la ironía, y de escenas que pegan en el clavo gracias a la mezcla de imágenes y palabras que el cómic permite. Ana, que llevaba tiempo coqueteándole a ese medio, encontró en el cómic un lenguaje para hablar sobre su trastorno y para poner sobre la mesa la salud mental y algunas de las consecuencias que puede traer no darle importancia.
Pánico tiene páginas sombrías que hacen referencia a la soledad e incluso al suicidio, pero también otras llenas de humor “negro y sarcástico”, alegría, juego y celebración, elementos que han estado presentes en la vida de la autora y que según ella “alivianan las cosas y permiten verlas satelitalmente”.
Los pájaros también son una constante en el libro. Están en las primeras páginas, cuando Ana se queda sola y empieza a cantar el bolero que dice “yo soy un pájaro herido que llora solo en su nido porque no puede volar”, y también más adelante, cuando dibuja y desdibuja a un pájaro para explicar qué es un ataque de pánico, cuándo se vuelve trastorno y la fobia que surge cuando encerrarse (o enjaularse) parece la única manera de mitigar la situación.
Fuera del deseo de compartir su experiencia, Pánico inició como el ejercicio de un diplomado en novela gráfica que Ana empezó en 2017 en la Universidad Nacional Autónoma de México y terminó como el trabajo que pudo hacer gracias a una beca de creación de la Alcaldía de Medellín.
Durante los cuatro meses de trabajo que financió con el estímulo, Ana terminó el libro y conoció a Carolina Rey, una de las integrantes del jurado de la beca y la directora de proyectos de la editorial Rey Naranjo. La editorial publicó Pánico y lo lanzó en la Fiesta del libro y la cultura de Medellín en septiembre de este año.
Ana vertió sus momentos más vulnerables en las páginas del libro, y ahora que está publicado dice que se siente libre. “Hasta ahora no siento que ser sincera y mostrarme vulnerable me quite poder. No siento que me ponga en un lugar inferior, sino todo lo contrario: que muestra valor”.
Pánico es un libro donde la autora exorciza sus demonios a través del cómic. Y no solo los suyos: cuando se trata de enfermedades mentales —de enfermedades sobre las cuales nos cuesta tanto hablar—, ver que otros cargan con lo mismo nos hace sentir más livianos. Leer el libro, como expresa su autora, “hace que uno no se sienta tan solo ni tan único en el mundo, y nos permite bajarnos de la soberbia y considerar que todos estamos lidiando con nuestros monstruos”.
Para conocer más del trabajo de Ana, visite su página web o sus perfiles en Behance, Instagram y Facebook. Compre Pánico a través de la tienda online de la librería Santo & Seña.
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