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Cómo establecer límites en el trabajo

Cómo establecer límites en el trabajo

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Para sentirnos cómodos en nuestro espacio de trabajo resulta clave establecer límites y comunicarlos con claridad. Este contenido ofrece herramientas para construir entornos laborales seguros y respetuosos para todos los trabajadores.

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El trabajo se transformó drásticamente tras la pandemia del Covid-19: la oficina en casa, después el retorno paulatino a la presencialidad y la comunicación virtual entre miembros de los equipos suponen desafíos al momento de establecer relaciones y poner límites en el trabajo. Estas reflexiones en torno al trato justo por parte de los jefes y los términos respetuosos de la relación entre los empleados y las empresas han tomado mayor fuerza en la coyuntura actual, pero siempre han sido de vital importancia para el bienestar laboral y el cuidado de la salud mental.

“La necesidad de soporte emocional que hemos evidenciado ha probado ser cada día más necesaria”, explica Natalia Paternina, directora de Bienestar y Calidad de vida de Keralty. “No porque antes no lo fuera, pero las dinámicas a partir de la pandemia y los cambios drásticos para el estilo de vida de nuestros colaboradores han llevado a perderle el miedo a necesitar apoyo en términos de acompañamiento emocional. Actualmente, existe un gran reto: entender esas necesidades, porque todos somos distintos, para crear estrategias de acompañamiento por parte de los equipos”, complementa.

Las dinámicas sociales propias del entorno laboral pueden involucrar tensiones entre individuos y afectar susceptibilidades. Por más interés que exista en ser una persona “profesional”, resulta imposible separar las emociones de cualquier espacio en el cual nos desenvolvamos. Más aún: la definición de un sujeto “profesional” está cambiando. Con picos de situaciones complejas como el burn out, aunadas a las consecuencias recientes del “síndrome de la cabaña” durante y tras la pandemia, se necesitan cada vez más líderes que jefes, personas con una formación empática que entiendan las diferencias de personalidades de la pluralidad social y propendan por incentivar el respeto en los espacios que regentan. De igual manera, como señala Paternina, la responsabilidad del individuo en el espacio laboral es central para la idónea convivencia y no hay mejor punto de partida que establecer una serie de límites en el espacio laboral para la comodidad de todos.

¿Qué son los límites?

Para Nedra Glover Tawwab, terapeuta y experta en relaciones, los límites son simplemente una serie de declaraciones útiles para relacionarnos con las personas. “Los límites son declaraciones que te hacen sentir seguro y cómodo en tus relaciones”, explicaba la psicóloga en Vox durante la gira de promoción de su exitoso libro Cuestión de límites. “A veces son los comportamientos los que te hacen sentir seguro y cómodo. (…) Antes de escribir este libro, y durante muchos años, pensé en los límites como decir no o aislar a las personas. He aprendido que hay muchas áreas grises. Son todas estas situaciones con las que nos sentimos muy incómodos en nuestra relación, es más grande que decir ‘no’, es más grande que simplemente cortar con las personas. Los límites preservan las relaciones. Cortar a alguien es el último límite, ¿verdad? Hay otros 1000 límites que podemos establecer antes de aislar a las personas”, concluye.

En ese sentido, podríamos entender los límites como esa serie de acuerdos que se establecen en nuestras relaciones, siendo el trabajo un espacio relacional, para la comodidad de ambas partes. Sin embargo y a pesar de su necesidad, es muy difícil decirle a alguien lo que queremos y lo que no. Se necesita mucho valor para alzar la voz y decir “esta es la manera como me gustaría ser tratado”. La mayoría de nosotros no somos muy buenos expresando lo que nos hace sentirnos respetados y valorados, por ello tendemos a guardar silencio, en especial en contextos como el laboral. Esto es cierto entre nuestros amigos, nuestra familia y las personas con las cuales compartimos el trabajo. La palabra puede tener un matiz severo, pero se refiere sencillamente a las expectativas y necesidades que tenemos para sentirnos a salvo y cómodos en las relaciones.

El trabajo es el espacio relacional en el que pasamos la mayor parte del tiempo y, sin embargo, es el lugar en el que más se nos dificulta establecer dichos límites. Nos asusta que la gente no nos vea como jugadores del mismo equipo, faltos de compañerismo o egoístas. Lo cierto es que en el trabajo ya existen una serie de límites fijados por nuestros empleadores: los horarios de trabajo, los días de vacaciones o los compromisos laborales son todos límites fijados para nosotros. Pero esta relación debe ser bilateral, pues establecer estos límites nos puede ayudar a estar más cómodos y felices en nuestro trabajo, sin mencionar menos exhaustos y sobrecargados de tareas.

¿Cómo establecerlos?

Tendemos a asumir que la gente tiene las mismas reglas para la vida que nosotros. Y esto simplemente no es verdad, pues todos los individuos derivamos de contextos particulares. Aun así, creemos que las personas pueden saber qué preferimos y conocer nuestros sentimientos desde nuestro lenguaje corporal. Pero nadie puede leer nuestra mente, por lo que tenemos que expresar con claridad lo que necesitamos. Comunicar qué nos funciona es una de las cosas más amables que podemos hacer: la incomodidad a corto plazo vale la pena por toda la calma a largo plazo que otorga el hecho de haber establecido límites más claros en el espacio de trabajo. “Es obvio que no podemos garantizar que todo será perfecto, pero sí es importante contar con herramientas que permitan mitigar estos impactos”, señala Paternina.

Los límites en el contacto físico

En primera instancia lo esencial es establecer personalmente cuáles son los límites que para nosotros son importantes. Culturalmente, por ejemplo, Latinoamérica es un espacio propenso al contacto físico y la camaradería, pero ello no implica que no haya individuos que no se sientan cómodos cuando los abrazamos, les damos palmadas en la espalda o les damos un beso en la mejilla. Aquí no importa tanto la intención de quien realiza la acción (en este caso, mostrarse cercano o cordial), sino la manera en que la otra persona recibe este contacto. En el caso de las muestras de cariño como besos y abrazos, además, es muy importante tener cuidado, pues tienden a darse entre personas de sexos opuestos y, cuando media una jerarquía entre las partes, es difícil que la persona que se sienta incómoda alce la voz.

En ese sentido, como señala Paternina: “lo adecuado es hacer una gestión propia sobre qué siento y promover espacios de feedback para poder transmitir tu posición al equipo de trabajo”. No se trata de armar un escándalo si puede solucionarse desde un diálogo asertivo y concreto, señala también. “Es importante encontrar un momento adecuado y oportuno para transmitir lo que sentimos. Es importante saber también cómo los otros miembros del equipo ponen de su parte para respetar estas posiciones. Puede que se trabaje de una buena manera y se acepte y respete. Pero puede haber situaciones en las que no”, añade. En este caso, lo ideal es establecer una cadena de comunicación con los superiores o las áreas de gestión humana de los espacios en los que trabajamos. De ser una compañía pequeña que aún esté definiendo estos espacios, podemos hablar directamente con nuestro superior y proponer un espacio con aquellas personas que tienen actitudes incómodas para establecer una serie de acuerdos.

¿Qué pasa si el problema viene de arriba?

La conectividad, la transformación de los espacios convencionales de trabajo y la necesidad de alcanzar metas cada vez más ilusorias ha hecho que definir hoy los límites con nuestro jefe sea más difícil que nunca. Es relativamente más sencillo decirle a un compañero que no queremos que nos revele detalles de su vida sexual que decirle a nuestro jefe que está interfiriendo en nuestros espacios familiares, íntimos o personales. Sin embargo, muchos de nuestros superiores parecen únicamente funcionar para el trabajo y se enorgullecen de solucionar las adversidades con prontitud, a pesar de que implique interrumpir las necesarias horas de sueño, esparcimiento o relajación de sus subordinados.

“Hay que tener un manejo muy prudente y de respeto”, explica Paternina. “Pero simplemente con el hecho de transmitirle que está invadiendo tus espacios personales, esa persona debería entender. Hay que buscar que, desde la asertividad, se envíe el mensaje: “No puedo contestar ahora, estoy en un espacio familiar. Mañana lo puedo revisar a primera hora, cuando empiece mi jornada”. No se tiene que volver una amenaza, porque hay que darle un manejo previo desde la parte personal. Se trata de transmitirlo de la mejor manera”, añade. En ese sentido, antes de citar la Ley 1010 de 2006, intente hablar con su jefe sobre todo aquello que no está funcionando. Esta persona tiene que entender que simplemente es inadmisible llamarlo a las 7:00 AM un domingo o exigirle a las 9:00 PM que tenga un entregable listo a primera hora de la mañana siguiente.

En un artículo de la revista TIME de septiembre de 2022, varios expertos comentaron sobre estrategias a implementar cuando el trabajo se había convertido en un espacio desagradable y ofrecían luces sobre este particular. “Ana Goehner, estratega de carrera con casi cinco años de experiencia en recursos humanos, dice que limitar su disponibilidad fuera del horario laboral puede hacer que esas líneas sean mucho más claras. Pero la clave es comunicarse con su equipo sobre cómo serán esos límites. ‘Los gerentes no son lectores de mentes, por lo que debe comunicar su disponibilidad’. Si planea configurar su teléfono en "No molestar" o está limitando su tiempo para responder correos electrónicos después de cierta hora, asegúrese de transmitirlo claramente al resto de su equipo para administrar sus expectativas sobre usted”, explicaba el texto. De nuevo, como señalaba Paternina, es importante que usted también ponga de su parte.

Últimas recomendaciones

Nadie mejor que usted sabe qué precisa para sentirse a gusto en un espacio. Sin embargo, a veces es difícil establecer estrategias para evitar sentirse incómodo. Por eso, si así lo prefiere, le preparamos una serie de ítems que podrían serle de utilidad en el espacio laboral, o que podrían servir como punto de partida para evitar inconvenientes y dejar claro en qué lugar se ubica usted.

Límites físicos

Estos límites son esenciales porque si estamos teniendo problemas con ellos es muy probable que todos los demás que pongamos se vean afectados.

  • Apretón de manos antes que abrazos. Simplemente hay personas que se sienten más cómodas con las convenciones mínimas de respeto que con actos de cariño en un espacio que no es parte de su vida privada.
  • No vaya a eventos de trabajo luego de las 7:00 PM. El alcohol, el cansancio y las tensiones laborales no son una buena mezcla. Evite decir demasiado o ser increpado simplemente al no asistir. Su horario laboral finaliza en una hora específica y no es su obligación encontrarse con sus colegas luego de esa hora. Es distinto cuando estas “integraciones” suceden en el marco de su horario y en espacios relacionados directamente con su compañía.
  • Dígale que no a trabajar los fines de semana. Estos espacios son sagrados para usted porque le permiten tener una vida más allá del cubículo y el escritorio. Este es también un compromiso con usted mismo.
  • Las incapacidades físicas y mentales existen por una razón. No deje de permitirse estos espacios que le ofrece su compañía para estar mejor.
  • Demuestre cuando está ocupado. Simplemente cerrar la puerta o ponerse los audífonos le permitirá a sus colegas no molestarlo.

Límites mentales

Cualquiera que haya sobrevivido una maratón de reuniones de 3:00 a 6:00 PM sabe que la energía mental es importante, y que se puede malgastar rápidamente en tareas sin sentido. Más haya de mandar el mensaje al grupo de trabajo de “esta reunión pudo haber sido un correo”, tome nota sobre estas estrategias.

  • Establezca sus horas de trabajo y cúmplalas. Si le ha comunicado a su equipo que no estará disponible después de las 5:00 PM, no responda un mensaje a las 7:00 PM. Esto les quita seriedad a sus acuerdos.
  • No asista a reuniones superfluas (y aliente a sus superiores a que lleven a cabo encuentros más eficientes). No va a querer estar trasnochando para cumplir sus metas por estar contando chistes con su equipo.
  • Programe mensajes de “No disponible” cuando se encuentre en una labor extensa. De esta manera evita distracciones y que le sean impuestas nuevas cargas para las que no tiene tiempo ni atención.
  • No participe de nada que pueda parecer un chisme, más aún si se trata de personas de su entorno laboral. De la misma manera, evite el uso de apodos y epítetos displicentes y tenga en cuenta que, en nuestro país, está tipificado como acoso “todo trato diferenciado por razones de raza, género, origen familiar o nacional, credo religioso, preferencia política o situación social o que carezca de toda razonabilidad desde el punto de vista laboral”. Es decir, no se refiera a nadie como “El Indio”, “La Monja”, “El ñero”, “El gomelo” o “La loca”. Esto, más que ser poco profesional, es un delito y tiene consecuencias legales.

Límites emocionales

Estos pueden ser difíciles de definir, pero son cruciales en el espacio laboral. Al establecer límites emocionales, usted se da el permiso de evitar que el mal día de alguien afecte el suyo.

  • Comunique de antemano cómo prefiere recibir retroalimentación. Algunos funcionamos mejor con fechas límites claras y no mutables, otros prefieren recibir una serie de comentarios en sus escritos. Además, algunos encuentran poco personal y frívolo el mensaje de texto y prefieren una reunión presencial o virtual, incluso una llamada telefónica.
  • No deje que el mal humor de una persona o sus arrebatos lo afecten. No es una competencia de quién puede gritar más fuerte: si usted no está cómodo con el tono de comunicación con el que se le están acercando, retírese del espacio dejando claro que no va a ser parte de esa dinámica.
  • Delegue cuando sea necesario. Usted no es Atlas para cargar con el peso de todo. Si siente que las cargas con sus pares laborales son desiguales, pida un reajuste en las responsabilidades a su superior director.
  • Cree un horario que le garantice un balance entre su vida y trabajo. El límite último es con usted mismo y su círculo más cercano. Salga a caminar, dése un respiro, coma un helado y piense en su abuelo. Las hojas de cálculo, los correos por responder y las nuevas tareas no se irán a ningún lado si usted decide darle quince minutos de respiro a su cuerpo y su cerebro. 

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Ignacio Mayorga Alzate

Literato e historiador del arte, selector de vinilos y periodista cultural. Aprendió a leer en silencio para que no se lo llevara el Diablo. Fanático de lo periférico, lo terrorífico y lo sangriento. Escribe frases largas y párrafos extensos. No muestra su rostro en video.

Literato e historiador del arte, selector de vinilos y periodista cultural. Aprendió a leer en silencio para que no se lo llevara el Diablo. Fanático de lo periférico, lo terrorífico y lo sangriento. Escribe frases largas y párrafos extensos. No muestra su rostro en video.

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