Milenials de Milán. Pinturas de Dario Maglionico
Sus realistas y sugerentes pinturas al óleo retratan la cotidianidad de su generación en la capital italiana del diseño. El pintor italiano Dario Maglionico habló con Bacánika sobre su serie Reification.
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
Espacios estrechos perfectamente decorados, rutinas solitarias inmersas en redes sociales, jornadas interminables que disuelven la frontera entre el trabajo creativo y el ocio; la serie de pinturas Reification del artista italiano Dario Maglionico retratan la cotidianidad de la generación a la que pertenece y con la que comparte los síntomas de la era digital en una ciudad marcada por el gran pasado de Europa, la gentrificación y la pasión por el diseño.
Nacido en Nápoles en 1986, Maglionico es ingeniero biomédico, una formación que influye en sus acercamientos al cuerpo, el espacio y el tiempo. Sin embargo, poco después de terminar sus estudios en 2013, se dedicó de lleno a la pintura, un arte que conoció desde niño cuando los cuadros de su abuelo despertaron su curiosidad.
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
Esta serie comprende casi 40 pinturas al óleo, realizadas entre 2013 y 2019. Las piezas continúan un proceso de continua evolución desde su proyecto anterior: mientras en Study of the Dark, Maglionico explora espacios vacíos entre luces y sombras, en Reification empieza a poblarlos con personajes que le resultan cercanos y después interviene su aspecto realista con toques de surrealismo para captar la transición de su identidad.
Estos jóvenes profesionales milaneses aparecen recorriendo sus apartamentos en situaciones cotidianas que dan cuenta del placer de su encierro: avanzan entre las habitaciones, se dispersan por las paredes, penden de los techos en una búsqueda de sí mismos a través de la apropiación del espacio; un proceso en el cual sus identidades se ven disueltas algunas veces –con fragmentos de sus cuerpos difuminados o sus caras distorsionadas– y en otras ocasiones multiplicadas en variadas versiones de sí mismos.
¿Por qué le resultó interesante retratar la vida doméstica de su generación, sus experiencias, aburrimiento y búsquedas en una ciudad como Milán?
Todo comienza con mi vida, con mi claustrofilia. Me enfoco en la vida cotidiana, en los eventos que repetimos a diario y que irónicamente cada vez tienen menor arraigo en nuestra memoria. Eso es lo que me fascina.
En la serie Reification represento interiores de las casas, gente ocupada mientras se buscan a sí mismos. El espacio, al igual que la conciencia, encierra áreas oscuras y desesperanzadoras. Vivimos desvaneciendo entre espacios, dejando trazos de vida en el flujo del tiempo y, en consecuencia, nos encontramos corriendo detrás de nosotros mismos en el devenir de los eventos. Mi pintura es un intento de detener el tiempo y, durante esa suspensión, cuestionar nuestro conocimiento, darnos la oportunidad de investigar metafóricamente nuevos lugares de nuestra existencia, reinterpretando, analizando y obteniendo un conocimiento más profundo sobre el espacio y el tiempo en que vivimos.
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
Soy un pintor figurativo y mis elecciones estilísticas ayudan a recrear la ilusión de realidad. Las pinturas son ilusión, una composición de colores. No son más que aquello que se ve en la paleta, es exactamente el mismo material. Amo esta conexión con la realidad: tienes tu visión, tu percepción, tu ilusión que de seguro no real ni única. Mis trabajos fijan al ser humano y su entorno en una atmósfera de suspensión onírica.
Amplios espacios difuminados, varios puntos de vista y planos que se intersectan, sugieren siempre una aproximación diferente al lienzo.
Nuestros recuerdos están fijados en el cerebro por la conexión sincrónica de los sentidos. Mis pinturas son una transposición de esos recuerdos, sincronías de un vida que es el espacio de convergencia entre cada momento del pasado y el presente. Por eso el nombre de la serie: la reificación es el proceso mental que combina experiencias las experiencias del pasado con ciertos recuerdos específicos, nos relacionamos con ellos como instancias presentes. En consecuencia, eso nos permite distribuir los recuerdos a lo largo de una línea de tiempo que es subjetiva y que definimos de acuerdo a nuestra propia experiencia. Mis trabajos tratan de comprobar ese proceso, subrayando los vacíos y contradicciones, son la visión sincrónica que integra las causas de la realidad y sus efectos en nuestros recuerdos, los tiempos superpuestos en un eterno presente que configura nuestra identidad a partir de la memoria.
En las pinturas de la serie Study of the Dark aparecen solo espacios vacíos, escenarios para el claroscuro. ¿Qué significó poblar esos espacios en Reification y cómo escogió a los personajes?
Mi interés en la luz me lleva a trabajar en la oscuridad. En estas pinturas siempre hay una pequeña fuente de luz que capta la atención al tiempo que permite entender el espacio. Necesitamos esa pequeña chispa. Me gusta la oscuridad porque te obliga a empezar de cero, a tientas, y reconstruir todo a partir de la ausencia. Juega con tu percepción de manera más profunda. Ahora estoy trabajando con luces de colores por la misma razón. Una nueva forma de investigar el espacio y una percepción distinta del mismo. Tienes que observar minuciosamente cada reflejo en la habitación, tanto al momento de pintar como cuando vuelves a mirar la obra, exige más del observador y vuelve más prolongada la apreciación.
Esas personas son mis amigos, padres, parientes. No estoy interesado en su identidad en absoluto. De hecho, me enfoco en la vida cotidiana y en la experiencia que nos vincula a todos, en un diálogo con los otros.
Incluso si algunas veces sus poses son extrañas, reflejan la voluntad de plantear preguntas al observador. ¿Dónde estás? ¿Qué estás mirando? ¿Puedes mirarte desde otro punto de vista?
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
© Pintura: Dario Maglionico | Foto: Roberta Donatini
Milán es una gran ciudad, llena de oportunidades, puede ofrecer todo tipo de experiencias. En el campo artístico, desde arquitectura hasta diseño, desde artes visuales y moda hasta música. Cuando llegué a Milán desde Nápoles, me impactó el rango de alternativas y experiencias a las que estaba expuesto. Vivo en el norte de Milán, en un barrio que ha cambiado mucho en los últimos años, se ha llenado de artistas, se ha vuelto un punto de encuentro cultural, con espacios y galerías consolidadas. En una ciudad como Milán, donde el trabajo ocupa frenéticamente nuestras vidas, es un placer vivir en un vecindario donde la gente está abierta a compartir, acercarse y trabajar colaborativamente.
Después de seis años trabajando en esta serie protagonizada por milenials en su vida cotidiana, ¿qué ha aprendido sobre esa generación de la que hace parte?
Quizá, al final, cada uno de nosotros está solo consigo mismo. Mi generación vive con la meta del éxito profesional. Cada día la vida está inundada por el loco flujo de responsabilidades laborales. Todo se quema rápidamente, mientras cada uno juega el papel de sí mismo. La percepción superficial de lo que nos rodea con frecuencia antepone lo individual sobre lo colectivo, incluso por encima de la familia.
Esta generación necesita más tiempo para conocerse, reconocerse, y entrar en contacto con los otros. Confío en que esa conciencia está emergiendo de manera paulatina. En un mundo constantemente interconectado, en el que las distancias y el tiempo son relativos, la interacción con los otros suele ser remota y la comparación permanente y global.
© Roberta Donatini
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