El precio del oro: gimnasia y abuso sexual
-Julio 15, 2019
En el corazón del oro se adentra en el sistema que formó a algunas de las mejores gimnastas de Estados Unidos y que generó las condiciones perfectas para que muchas fueran abusadas sexualmente durante años. El documental se estrena el 15 de julio a las 8:00 p.m. en las plataformas de HBO.
En enero de 2018, 156 mujeres asistieron a una corte en Míchigan para dar testimonio de las agresiones sexuales que sufrieron (la mayoría, cuando eran niñas y adolescentes) a manos de Larry Nassar, un médico osteópata que practicaba tratamientos que “requerían” que él, sin consentimiento, introdujera sus dedos en las vaginas de sus pacientes.
En el juicio hubo testimonios de pacientes que recurrieron a él durante décadas, de padres que, sin saberlo, estuvieron presentes mientras Nassar abusaba de sus hijas e incluso de deportistas como Aly Raisman, la capitana del equipo estadounidense de gimnasia en los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016. El juicio resultó en una sentencia de entre 40 y 175 años en prisión, que se sumó a una de 60 años que le habían impuesto meses antes y a otra de entre 40 y 125 años que le impusieron después.
En el corazón del oro: dentro del escándalo de selección de gimnasia de Estados Unidos (en inglés, At the Heart of Gold: Inside the USA Gymnastics Scandal) se detiene en las historias de esas mujeres, que presenta como sobrevivientes, y en las instituciones que priorizaron su reputación sobre el bienestar de ellas.
El sistema
Si vemos la rutina de una gimnasta estadounidense que se haya formado en los últimos 30 años, lo más probable es que la precisión de sus movimientos sea el resultado de un entrenamiento casi militar donde debía cumplir con todas las exigencias de sus entrenadores y no quebrarse ante el dolor.
Como parte de ese entrenamiento, gimnastas de distintos niveles pasaban semanas internadas en campamentos diseñados para aislarlas de todo lo que no fuera deporte. Uno de los más famosos era el Rancho Karolyi, un complejo ubicado en Texas que pertenece a Bela y Marta Karolyi, dos entrenadores que, ahora sabemos, obligaban a las atletas a entrenar lesionadas y a pasar hambre, entre otras cosas.
Varias de las atletas que le dieron entrevistas a En el corazón del oro aseguraron que se sentían afortunadas de haber conocido a Nassar allá, pues actuaba como un amigo comprensivo que las alentaba a seguir con su dolorosa búsqueda por la perfección.
Tiempo después, el sentimiento era de frustración. Nassar las había manipulado para ganarse su confianza y se había valido de las malas prácticas de centros de entrenamiento como el de los Karolyi para andar a sus anchas.
La jueza Rosemarie Aquilina durante uno de los nueve días que duró el juicio en contra de Larry Nassar en enero de 2018.
El victimarioErin Lee Carr, la directora del documental, es conocida por cintas como Mommy Dead and Dearest o I Love You, Now Die, películas donde narra crímenes y le abre el micrófono a quienes perpetraron esos crímenes. Sin embargo, como le dijo al Huffington Post, En el corazón del oro “no iba a ser la película de Larry. No iba a permitirle ser el centro de atención una vez más”.
Nassar solo aparece en el documental a través de material de archivo. Lo vemos auxiliando a una gimnasta lesionada, enseñando cómo ejecutar tratamientos (reales, por supuesto), asegurándole al oficial de turno que iba a tratar de tener a otro adulto en el consultorio mientras “examinaba” el piso pélvico de sus pacientes y llorando mientras Trinea Gonczar, una paciente a quien conoció desde hace 31 años, testificaba en la corte.
Lo vemos también a través de las historias de víctimas como Isabell Hutchins, una gimnasta que acudió a Nassar porque tenía un dolor en una pierna que no se cesó a pesar de las múltiples consultas que tuvo con Nassar, y que terminó siendo una fractura y su tiquete para retirarse de la gimnasia.
El blindaje
Entre 1997 y 2015 hubo 17 quejas en contra de Nassar, pero ninguna tuvo consecuencias. La Universidad del Estado de Míchigan, la Federación de Gimnasia y el Comité Olímpico de Estados Unidos (instituciones para las que él trabajaba) se hicieron las de la vista gorda y llegaron a amenazar a quienes lo quisieran denunciar, como ocurrió con la medallista olímpica McKayla Maroney, o a convencer a otras gimnastas, como Larissa Boyce, de que estaban malinterpretando las acciones del médico.
La cerca que estas organizaciones construyeron alrededor de Nassar se empezó a derrumbar en 2016, cuando la abogada y gimnasta retirada Rachel Denhollander habló con el diario The Indianapolis Star y acusó a Nassar de haber abusado de ella entre 1990 y el 2000. Su testimonio, y lo que le costó cuestionar a uno de los médicos más reputados de la gimnasia estadounidense, hizo que el periódico organizara una investigación, que más mujeres se decidieran a contar sus historias y que muchas pacientes de Nassar comprendieran que en vez de haber sido tratadas, habían sido abusadas sexualmente por él.
La gimnasta Chelsea Zerfas, una de las sobrevivientes que testificó en el juicio de enero de 2018.
Las sobrevivientes
Cuando la jueza Rosemarie Aquilina sentenció a Nassar a pasar entre 40 y 175 años en prisión, la corte estalló en aplausos. Las víctimas y sus familias se abrazaron, y la jueza le dijo que estaba honrada de poder condenarlo y haber firmado “su sentencia de muerte”. Nassar salió en silencio de la sala, escoltado por varios oficiales, como asimilando que esta era la última estocada.
El cierre del documental anuncia el despido, la renuncia o la imputación de cargos a casi todas las personas que voluntaria o involuntariamente cubrieron a Nassar. Pero la sensación de que se hizo justicia no dura mucho. La sensación, más bien, es de que el daño ya está hecho y de que lo poco que queda por hacer es no permitir que algo así se repita.
Si quiere ver el documental, pero se le pasó la fecha del estreno, puede suscribirse a HBO GO y verlo cuando quiera.
Si quiere saber más de la historia, le recomendamos que escuche Believed, un pódcast en inglés que cuenta en detalle la lucha de las mujeres que denunciaron a Nassar.
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